Un hombre gay que fue sometido a una terapia de conversión en el departamento de Psicología de la Universidad de Birmingham, exige que le pidan disculpas por el daño que sufrido desde entonces.
En los años 60, este hombre que prefiere no desvelar su identidad, acudió a su médico de cabecera para pedir consejo después de descubrir que era gay. La respuesta del médico fue remitirlo a un psicólogo clínico de la universidad británica de Birmingham y le dijo que allí lo ayudarían.
Al confiar en el médico, decidió someterse al tratamiento que le recomendaron, el cual consistía en darle descargas eléctricas. Con esto se pretendía que se asociara el deseo hacia las personas del mismo sexo con el dolor y sentimientos desagradables.
«Aparecía una foto de un hombre, y si no era suficientemente rápido para pasar a la siguiente imagen, recibía una fuerte descarga eléctrica. Luego aparecían fotos de mujeres sin ninguna consecuencia», recuerda el hombre de 74 años.
Actualmente está casado con una mujer que conoció después de la terapia y a la que le contó todo lo que había pasado, ya que lo animaron a que conocer mujeres y a establecer relaciones románticas con ellas.
Por otro lado, a pesar de acudir a las terapias de conversión voluntariamente, fue despedido de su trabajo como profesor, por lo que se vio obligado a encontrar otra carrera completamente nueva porque no querían entrevistarlo en ninguna parte.
Este tratamiento ha causado que la víctima haya sufrido un trastorno de estrés postraumático y problemas de salud durante más de 40 años. Además, aunque ha acudido a terapia y ayuda profesional, no ha conseguido superar este sufrimiento con el que vive desde los años 60.
Por este motivo exige unas disculpas, ya que consiguió pruebas suficientes de las descargas eléctricas a las que fue sometido gracias a uno de los estudiantes que trabajaba en ese departamento de psicología.
«Incluso con pruebas suficientes innegables, la universidad me recibió con un muro de silencio absoluto. Intentaron negar que sucedió», pero más tarde consiguió que cambiaran su respuesta y culparan al investigador quitándole toda la culpa a la institución.
«No quiero demandar a la universidad, solo quiero una disculpa por los años de dolor que me han hecho pasar. Solo quiero pasar página», declaró el británico al diario BBC.
Un portavoz de la Universidad contestó a esto que se han comprometido en varias ocasiones con la víctima para resaltar su pesar y que lamentan profundamente que esa actividad haya tenido lugar.
He vivido más de 40 años con dolor y una vida inmensamente frustrante. ¿Por qué el gobierno todavía no ha prohibido las terapias de conversión?, concluye el afectado, uno de los muchos que ha habido y sigue habiendo.
FUENTE: Togayher