Todos lo hemos consumido alguna vez y de forma reiterada. La pornografía es el principal recurso para hacer frente a la soledad sexual que sufren millones de personas en todo el mundo. El conocido “cinco contra uno” es una opción muy sana y recomendable, pero la fuente de donde extraemos la excitación importa bastante en la forma que afecta al correcto funcionamiento de nuestro cerebro.
Con la aparición de internet el sexo virtual e imaginario ya es una realidad. El porno es un producto accesible para cualquier internauta y se puede consumir de manera completamente anónima, un hecho que como pasa con las drogas, hace que sea un gran problema si se realiza un consumo excesivo, en algunos casos, el hecho de consumir pornografía no significa que aumente el deseo sexual, sino que acaba siendo una pura adicción.
Y aquí viene lo peor, el alto consumo de pornografía en la red puede alterar negativamente el correcto funcionamiento cerebral. Cuando practicamos sexo liberamos una substancia llamada dopamina, que afecta a nuestras emociones y funciones motrices. Al visualizar pornografía producimos una descarga excesiva de esta substancia, que en el peor de los casos puede provocar consecuencias renales, estomacales e incluso cardiovasculares. La excesiva descarga de estas hormonas repercute en la necesidad de volver a producirlas, por lo que nuestro cuerpo crea un circulo vicioso donde la adicción es capaz de controlar nuestro cuerpo y ser propensos a repetir esta conducta.
Según los resultados de un estudio realizado a 64 personas consumidoras de pornografía, promovido por el Centro de Psicología del Ciclo Vital de Berlín, el porno excesivo afecta el tejido neuronal directamente con la inteligencia, afectando en la zona del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria. Además también afectaba considerablemente al núcleo estriado, la principal vía de entrada de información hacia los ganglios basales.
Por otro lado, según otro estudio realizado por la universidad de Cambridge va más allá y afirma que esta conducta provoca una adicción similar al efecto de las drogar y que su exceso en el 50% de los sujetos que se realizaron las pruebas, tenían dificultades para tener erecciones con sus parejas.
CUANTAS VECES AL DÍA PENSAMOS EN SEXO
No hay nada que hacer. Es imposible y hace tiempo que muchos hombres hemos tirado la toalla. Todos pensamos en el sexo. De una forma u otra y dependiendo de nuestra imaginación, durante el día simulamos diversas formas de practicar el acto sexual con cualquier adonis que se nos pase por delante.
Pero no hay que asustarse, tampoco pasamos gran parte del día pensando en lo mismo. A pesar de no saber a ciencia exacta el numero de veces, en 2011 la Universidad Estatal de Ohio aplicó unos contadores a sus participantes, los hombres piensan en el sexo diecinueve veces al día. Se recogió información de 283 estudiantes de entre 18 y 25 años de edad por el período de una semana. Se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres; mientras que el promedio de los hombres era de 34, el de las mujeres era de casi 19.
Aunque no lo parezca, tenemos otros pensamientos a parte del sexo y curiosamente son mucho más altos. La comida y el sueño son sin duda los pensamientos clave para nosotros.
FUENTE: GB