Si hablamos de sueño y de dormir todo el mundo tiene sus propias ideas sobre el descanso que necesita tener. Muchos hablan de beber leche antes de irse a la cama, otros dicen que nunca comen queso… el caso que hay mucha mística sobre el sueño y dormir.

Vamos a intentar ayudarte a diferenciar entre realidad y ficción, en lo que a dormir se refiere.

Todo el mundo necesita ocho horas de sueño La realidad es que la cantidad de sueño depende de muchos factores diferentes, incluyendo la genética. “La necesidad del sueño es como los cambios de peso, muy diferente en cada persona. La cantidad de sueño que necesitamos depende de la genética”, explica el Dr Neil Stanley en The Independent.

Beber leche caliente te ayuda a dormir Esta afirmación es una teoría popular que se ha asentado en la sociedad a lo largo de las generaciones. Sin embargo, no hay una evidencia científica al respecto, según la Universidad de Arkansas. El mito comenzó porque la leche tiene trazas pequeñas de Triptófano, que tiene vínculo con las hormonas que ayudan a dormir. Sin embargo, es una cantidad demasiado pequeña como para que afecte al cuerpo.

La siesta te complicará dormir más tarde Algunos consideran que la siesta es mala para dormir luego por la noche, pero una ‘cabezadita’ rápida no debería influir en tu capacidad para coger el sueño luego por la noche. Con 20 minutos es suficiente, más tiempo durmiendo la siesta estará más cansado durante el resto del día.

La falta de sueño te adormece Es posible dormir nueve o diez horas al día y seguir sintiéndote cansado si sufres de apnea del sueño. Esta gente deja de respirar mientras duerme, y eso hace que se despierten durante la noche, no duermen profundamente… y están adormecidos todo el día

Sólo algunos sueñan de noche Varios estudios han demostrado que todo el mundo sueña todas las noches, llegando a ser una media de cuatro a cinco sueños los que una persona tiene cada noche. La gente que piensa que no sueña, simplemente es porque no se acuerda. Los científicos no saben precisar los motivos de estos cambios entre unos ‘recordadores’ de sueños y otros.