El teatro es un medio que los autores utilizan para compartir sus inquietudes, sus cuestionamientos, sus debates de infinidad de temas posibles a abordar, para que al elegir uno, explote en una marea de matices que ahonden en la visión del director a cargo y que desembarque en el elenco para compartirnos una experiencia teatral de gran disfrute, y vaya que los peces que nos ofrecen en esta puesta son la mejor elección de cacería de la cartelera.
Todos los peces de la Tierra es un monólogo a dos voces que toma la pérdida como un faro de partida en un relato bien cimentado en una hora, y aunque es un tema de referencia para gran cantidad de montajes, la forma de abordarlo aquí es única y muy personal, pues no sólo es la pérdida entendida como una impar representación, sino que a través de analogías muy sutiles le explorarán de una manera arrolladora pero a la vez con nostalgia y cándida calidez.
Gina Martí y Adriana Montes de Oca, ahora Karla Bourde, interpretan a Marina, una chica de ilusiones y sueños desbordados pero bien definidos, ella anhela sus proyectos con tal determinación incluso contra las adversidades de la naturaleza que se presenten. Hará un recuento de sus vivencias, sus pérdidas y ganancias, desde pequeña donde vio su vida acelerarse por los infortunios que exigían un entendimiento más allá de la inocencia, una catarsis inexplorada que le llevaría a aferrarse al recuerdo y recuperación de aquella estabilidad fracturada.
Las anclas que no ofrecen tregua sobre lo que traemos a cuestas, también serán un constante en el relato, mismo que es acompañado por la vocecita interior de Marina en una mancuerna de excelente precisión interpretativa entre las actrices, pues funge además como un soporte de sabiduría e ingenuidad decreciente que guiará sus pasos para no detener el ritmo en la búsqueda de los objetivos personales y la reconstrucción de sí que conlleva todo proceso de vida.
Ahora en la 6a temporada de esta obra, es que toma un significado aún mayor, pues un tema como el referido aquí toma profundidad después de la reactivación de actividades post pandemia, donde el hartazgo y la misma desolación que ha dejado a su paso se verán como un reflejo cristalino en el mar que dibujan y que será el mismo para muchas personas. La iluminación y la precisión coreográfica también son elementos de vital importancia para acompañar a las actrices, pues con tan sólo un columpio de gran dimensión, dibujarán diferentes espacios terrestres y marítimos, complementando un guion de brillante conducción a cargo de Bárbara Perrín Rivemar.
Alejandro Ricaño dirige la puesta con un dinamismo que no permite al espectador distracción mínima, sino que desde el inicio captará toda atención para no perder ningún detalle que hace parte del rompecabezas final donde el entendimiento será vital para un sentimiento de destrozo pero de cobijo al corazón. Se presenta hasta el 20 de abril en el Foro Lucerna para partir en nuevas direcciones en una gira por otros estados de la República. Presentan funciones los días martes y miércoles a las 20:30h.
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Por Gualberto Ortiz para Boy4ME