De una forma fresca y muy distinta es como el director Diego del Río decide revivir un clásico del teatro contemporáneo norteamericano, que en su momento creara el dramaturgo Arthur Miller, obra que fue bastante aguda y disruptiva para su época, debido a que sería concebida a raíz de un testimonial de víctimas circunstanciales de la Segunda Guerra Mundial, temática que se expondría en el guion durante 1947 en el Teatro Coronet de Nueva York, justo a dos años de haber terminado la guerra, generando evidentemente una serie de críticas pero a su vez reflejando la ideología política y social que se vivió y como seguía impactando en la cohesión social.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Todos eran mis hijos narra de una forma intempestiva una serie de sucesos que impactan a una familia tradicional y conservadora, mostrando a lo largo de la puesta en escena, mediante la agudeza de la iluminación y con una escenografía simple pero simbólica, como se van a apagando o encendiendo cada uno de los comportamientos y sentimientos de los personajes, fungiendo como testigos el público quienes enmarcan esta historia de la que también somos parte.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
En dicha familia, que vive en un pequeño poblado, en el que aparentemente todo es pastoril, viviendo en armonía y guardando las apariencias con los vecinos, que incluso llegan a invadir tal intimidad, intentan dejar el pasado a raíz de que pierden un hijo durante la guerra de una forma extraña, en la que no se ha podido definir el paradero y la madre (interpretada de una manera magistral por la primera actriz Arcelia Ramírez) aún guarda la esperanza de que regrese su hijo,
Fotografía por Charly Duchanoy ©
paralelamente a ese terrible acontecimiento, el padre de familia (interpretado con un tono sublime por el actor Pepe del Rio) fue sometido a juicio político por haber sido acusado de haberle vendido material dañado al ejército, causando la muerte de 21 pilotos, pero siendo absuelto.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Sin embargo, todo se complica cuando el hijo menor de la familia,( interpretado por el talentoso Gonzalo de Esesarte) decide casarse con la entonces prometida de su aún hermano desaparecido ( interpretada por la magnífica Ana Guzmán Quintero) la cual realmente no se sabe con qué intenciones viene, debido a que el padre de ésta, fuera socio del padre de la familia protagonista de la historia y que el padre de ella si fuera condenado a diferencia del padre de su ahora prometido, lo cual vendrá a sacar a la luz varios secretos, que incluso los vecinos saben pero ocultan por diferentes intereses, haciendo que manejen esos hilos conductores, poniendo ese toque de misterio y suspenso para venir a armar ese rompecabezas y abrir heridas del pasado, las cuales podrían ser irreparables.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
En definitiva, es una obra que hasta el día de hoy, a pesar de haber sido realizada hace casi 80 años, la temática se vuelve atemporal, al tratar temas como la cohesión familiar, el duelo, el respeto al prójimo pero sobre todo los valores que prevalecen hasta la actualidad , ya que una mala decisión como el hecho de llevar a cabo un acto de corrupción, puede tener terribles consecuencias, incluso aunque sean del pasado.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Todos eran mis hijos, se presenta en el Teatro Helénico los lunes y martes en punto de las 20hrs. Pueden adquirir sus boletos sujetos a disponibilidad directamente en Taquilla o en la página web del Centro Cultural Helénico.
Por Juan Carlos Vega
para Boy4ME.com