CIEN AÑOS DE LA PELÍCULA DE AMOR GAY A LA QUE LOS NAZIS PRENDIERON FUEGO
En 1919, 'Distinto a los demás' hizo historia como la primera película que llevó a las pantallas de cine una historia de amor homosexual.
Cuando los nazis quemaron la película, pocos alemanes recordaban ya al héroe de Anders als die Andern (en alemán, Distinto a los demás), un violinista llamado Paul Korner que se enamora de uno de sus alumnos y se suicida con un veneno después de que un chantajista le denuncie por homosexual. En 1919, recién fundada la República de Weimar, la película había arrasado en los cines en los que se proyectaron las más de cuarenta copias que llegaron a existir de la misma, un número muy alto para la época que demuestra el éxito que tuvo en la taquilla.
Sin embargo, al cabo de un año de su estreno Anders als die Andern fue prohibida, al entender el censor alemán que su intención era criticar el Artículo 175, la norma del código penal que desde 1872 hasta 1994 condenó con penas de cárcel las relaciones homosexuales en Alemania. En efecto, ese era el deseo tanto del director de la película, el austriaco Richard Oswald, como de Magnus Hirschfeld, un sexólogo alemán famoso por su activismo en defensa de los derechos de los homosexuales que colaboró con él escribiendo el guión e interpretándose a sí mismo en la película.
No era la primera vez que dos hombres se amaban en la tela de una pantalla de cine. En 1916, tres años antes del estreno de Anderls als die Andern, los espectadores suecos ya habían visto la que está considerada la primera película gay de la historia del cine, Vingarne, si bien aquí la relación homosexual entre el escultor protagonista y su joven modelo quedaba disimulada por el triángulo amoroso que luego mantienen con una mujer. Lo mismo ocurría en una película anterior de Richard Oswald, una adaptación de El retrato de Dorian Gray fiel a la ambigüedad de la novela de Oscar Wilde.
Por el contrario, en Distinto a los demás la homosexualidad del protagonista constituía el tema central del argumento. Así quedaba claro desde la primera escena, cuando tras leer en los periódicos sobre una serie de suicidios inexplicables, el violinista protagonista se imagina a Tchaikovsky, Luis II de Baviera, Oscar Wilde y otra serie de personajes históricos que sufrieron por su orientación sexual.
Pero no solo hasta ahí llegaba la valentía de Anders als die Andern. En una escena posterior, los padres de Korner visitan a Magnus Hirschfeld para entender qué le pasa a su hijo. Es entonces cuando el doctor pronuncia un alegato para denunciar que lo criminal no es la homosexualidad, sino la homofobia; un mensaje que no volvería a repetir una película hasta pasados muchos años.
Estas fueron las palabras de Magnus Hirschfeld que provocaron los abucheos, silbidos e insultos de los espectadores en algunas de las proyecciones, triste banda sonora de esta película muda:
“No debe pensar mal de su hijo porque sea homosexual. No es a él a quien hay que culpar de su orientación […] Su hijo no sufre por su condición sexual, sino por el equivocado juicio que se hace de la misma. Sufre por la condena legal y social de sus sentimientos […] La persecución de los homosexuales pertenece al mismo triste capítulo de la historia de la humanidad que la persecución de los herejes o de las brujas […] Es una violación de los derechos fundamentales del individuo”.
La exposición que el Museo Schwules de Berlín dedica estos días a Distinto a los demás con motivo del centenario de su estreno explica que los espectadores mas conservadores no fueron los únicos a los que molestó la película, sino que incluso hubo asociaciones en defensa de los derechos de los homosexuales que la denunciaron. Por ejemplo, las revistas de la editorial gay de Friedrich Radszuweit, que se quejaron de que los personajes de la película, bastante distintos de los fibrados modelos que posaban en sus páginas, y escenas como una que transcurría en un club de drag queens de Berlín perpetuaban la imagen afeminada de los homosexuales. Finalmente, en 1920 unos y otros enemigos de la película consiguieron que la República de Weimar restableciera la censura que un año antes había prohibido en su Constitución para retirar Anders als die Andern de los cines.
Naturalmente, la suerte de Anders als die Andern fue muchos peor en el Tercer Reich. Tras la llegada de Hitler al poder, los nazis quemaron todas las copias y negativos existentes de la película, excepto una que Hirschfeld había conservado y que décadas después serviría para restaurar la versión que hoy puede verse en la exposición del Schwules. Escenas como la de la aparición de Oscar Wilde o las que protagoniza la actriz que interpreta a la hermana del estudiante, Anita Berber, una de las mujeres más famosas de la Alemania de entreguerra, se perdieron sin embargo para siempre en la hoguera nazi.
La exposición del Museo Schwules también recuerda cómo muchos de los participantes en Distinto a los demás eran judíos y tuvieron que exiliarse a Hollywood, donde paradójicamente dos de las estrellas de la película triunfarían interpretando a personajes nazis: Conrad Veidt, el actor que da vida al atormentado violinista, es el mayor Strasser de Casablanca, y Reinhold Schünzel, que interpretó al chantajista, unos de los conspiradores nazis que aparecen en Encadenados, de Hitchcock.
La pieza más emocionantes de la exposición, sin embargo, tal vez sea un libro de Magnus Hirschfeld en el que publicó las cartas que algunos espectadores le enviaron después de ver Distinto a los demás. Muchas son de padres diciéndole que, gracias a la película ahora, ahoran entienden mejor a sus hijos.
FUENTE: Vanity Fair