Cuando Jeffrey Tambor ganó su segundo Emmy por interpretar el papel de la transexual Maura Pfefferman en la serie Transparent lo dijo muy claro. "Dadles a los transexuales una oportunidad. Dadles audiciones. Devolvedles sus historias. Me quedaría contento si soy el último actor cisgénero que interpreta un papel transexual", suplicó el actor. Dos años más tarde nadie le ha hecho caso. El mejor ejemplo, el escándalo levantado por Scarlett Johansson al aceptar el papel de un transexual en la película Rub & Tug. El filme que dirige Rupert Sanders narra la historia de Dante Tex Gill, transexual que en la vida real dirigió una cadena de casas de prostitución en la década de los 70 y los 80.
omo escribió en su cuenta de Twitter, la actriz Trace Lysette no se enfadaría si contaran con ella para papeles de cisgénero —cuya identidad de género coincide con el sexo que les fue asignado al nacer—, todos esos a los que aspiran actrices como "Jennifer Lawrence o Scarlett Johansson". Pero como recuerda la intérprete transgénero, "ese no es el caso". Conocida por su trabajo también en Transparent, Lysette cerró su ataque contra Johansson recordando que los actores cisgénero no solo interpretan y roban "la narrativa y las oportunidades" de los transexuales: "Encima os dais palmaditas en la espalda con trofeos y reconocimientos por imitar lo que vivimos".
Los ataques de Lysette y otros muchos dirigidos desde la red al nuevo trabajo de Johansson recuerdan esos otros caramelitos interpretativos que recientemente llevaron a otros actores a la gloria. Tambor se llevó no uno sino dos premios Emmy por protagonizar Transparent (en noviembre fue suspendido de su trabajopor las acusaciones de abuso sexual presentadas contra él por una actriz transexual con la que trabajaba). Y en los últimos años Jared Leto consiguió el Oscar en 2014 gracias a su papel como transexual en Dallas Buyers Club, mientras que en 2005 Felicity Huffman se llevó la nominación al mismo por interpretar la transición sexual de una mujer en Transamerica.
Esta no es la primera polémica que le cae a Johansson en su carrera reciente. La intérprete de 33 años es una de las musas de Hollywood, ya sea por sus trabajos a las órdenes de Woody Allen, por esos que interpretó en su infancia y temprana juventud como El hombre que susurraba a los caballos (1998) y Lost in Translation (2003) o por sus más recientes filmes como parte del universo de Marvel.
Pero su carrera no está libre de polémica, especialmente en estos últimos años, donde ya son dos los títulos por los que se ha ganado una fuerte animosidad viral por ofender a las minorías con sus papeles. O como dicen muchos en la red, por hacer carrera de usurpar papeles que no le corresponden ni por raza ni (ahora) por género.
FUENTE: El Pais