Olvídate de cerrarte puertas usando estas estrategias.
Renunciar a un trabajo es un arte: vete en el momento justo y saldrás con una carta de recomendación en la mano y una trayectoria respaldándote. Sin embargo, cometer algún error puede dejarte con un vengativo ex jefe y una reputación arruinada.
Ya sea que tú mandes, seas un pasante o un gerente a quien saltaron a la hora de los ascensos, aquí está tu plan de escape a prueba de tonterías.
¿No eres feliz con el puesto que te acaban de dar? Antes de saltar del barco, considera esperar hasta que estés absolutamente seguro de que te quieres ir.
“Regularmente le toma seis meses a una persona asentarse en un nuevo trabajo”, indica el consultor vocacional Eric Kramer, autor de Active Interviewing. “Incluso es más tiempo para puestos más altos”.
Ya que tengas resuelto tu siguiente movimiento, de manera tranquila comunícaselo a tu jefe -incluso si el trabajo apestaba y te hacía sentir miserable.
Solicita una junta con tu supervisor y dile algo como: “tomé este trabajo y esperaba contribuir en el éxito de la empresa, pero luego de algún tiempo, me di cuenta que mis habilidades y estilo de trabajo no encajan, y no creo poder proporcionar el trabajo de calidad que esta empresa merece”.
Elogia la compañía en la junta para evitar dejar a tu jefe con un mal sabor de boca.
Si has estado en la misma compañía durante décadas, puede que te sientas bien de tomar la decisión de dejarla-
“Cuando nos convertimos en parte del mobiliario, perdemos nuestro valor en el mercado”, indica el coach vocacional Roy Cohen, autor de The Wall Street Professional’s Survival Guide.
A menos que tu trabajo ofrezca más espacio al crecimiento y muchas oportunidades para diversificar tus habilidades, corres el riesgo de volverte obsoleto -o solo de ser capaz de operar en ese ambiente. indica Cohen.
Ayuda a crear un plan de transición para aminorar el golpe de tu partida, aconseja Dan Schawbel, autor de Promote Yourself: The New Rules For Career Success.
Prepara un documento con tus responsabilidades diarias, así como instrucciones para llevarlas a cabo. Incluye contraseñas, presentaciones pasadas e información de contacto de personas relevantes.
“No solo estarás ayudando a la persona que se quede en tu lugar”, explica Schawbel, “sino a todo aquel que pueda potencialmente ocupar ese puesto”.
Mientras más alto estés en la cadena alimenticia corporativa, más tiempo de aviso debes dar: “los altos mandos no deben dar aviso con dos semanas de antelación y desaparecer”, indica Kramer.
Inicia la conversación con la gerencia antes. Cuando un alto ejecutivo se va, no puede ser sorpresivo, asegura Kramer. “Debe haber meses de planeación”.
Dale la noticia a la gente con la que trabajas una por una. Acércate a la gente que te reporta directamente, inversionistas y ejecutivos. Si te conocen, deben de escucharlo de ti.
Explícales lo difícil de la decisión y lo mucho que valoras sus habilidades y apoyo.
Cuando le dices a la gente que te vas, no quieres que piensen que no eres leal, así que no digas nada negativo de la compañía, indica Cohen.
Eso te haría ver poco confiable y manda este mensaje: “si me lo hizo a mí, te lo hará a ti”, agrega.
¿No te tomaron en cuenta? ¿Crees que tu cuello corre peligro?
No pienses ‘estoy renunciando’, sino ‘estoy avanzando’, explica Kramer.
Esto puede ser una oportunidad (tal vez de encontrar un mejor puesto) agradece y muérdete la lengua.
Todas las relaciones laborales son sagradas, dice Cohen.
“Incluso los malos jefes nos enseñan algo”, añade, “por ejemplo, cómo opera él o como aborda una situación diferente”.
Tus ex jefes y ex compañeros de trabajo son los más propensos a volver a trabajar contigo y a recomendarte, indica Schawbel.
“El tiempo lo cura todo” añade Cohen. “Gente con la que no te llevaste bien en una empresa, puede llegar a ser buena aliada en un ambiente diferente”.
FUENTE: Men's Health