Poeta, dramaturgo y prosista español, también conocido por su destreza en muchas otras artes. Adscrito a la llamada Generación del 27, es el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo xx. Como dramaturgo, se le considera una de las cimas del teatro español del siglo xx, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo. Murió fusilado tras el golpe de Estado que dio origen a la Guerra Civil Española.
Nació en el municipio de Fuente Vaqueros, Granada (España), en el seno de una familia de posición económica desahogada, el 5 de junio de 1898, y fue bautizado con el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca; su padre fue Federico García Rodríguez (1859-1945), un hacendado, y su madre, Vicenta Lorca Romero (1870-1959) fue la segunda esposa de su padre, maestra de escuela que fomentó el gusto literario de su hijo. Su primera casa, en Fuente Vaqueros, es hoy un museo. En 1909, cuando tenía once años, la familia se mudó a la ciudad de Granada. En su adolescencia, se interesó más por la música que por la literatura, de hecho estudió piano con Antonio Segura Mesa y entre sus amigos de la universidad lo conocían más como músico que por escritor novel.
En 1914 se matriculó en la Universidad de Granada para estudiar las carreras de Filosofía y Letras y de Derecho. Durante esta época, el joven Lorca se reunía con otros jóvenes intelectuales en la tertulia “El Rinconcillo” del café Alameda.
En la Universidad recibió clases de Martín Domínguez Berrueta, profesor de Teoría de la Literatura y de las Artes, el cual llevó a Lorca y a sus compañeros de viaje por Baeza, Úbeda, Córdoba, Ronda, León, Burgos y Galicia. Estos viajes por distintas partes de España fueron los que despertaron su vocación como escritor. De hecho, fruto de esto surgió su primer libro en prosa “Impresiones y paisajes”, publicado en 1918, una pequeña antología de sus mejores páginas en prosa sobre temas políticos y sobre sus intereses estéticos.
En la primavera de 1919, varios de sus amigos de “El Rinconcillo” se trasladaron a Madrid, y Lorca, gracias a la ayuda de Fernando de los Ríos, quien le ayudó a convencer a sus padres a seguir sus estudios en la Residencia de Estudiantes, no tardó en unirse a ellos. Así pasó el poeta a formar parte de esta institución. La Residencia de Estudiantes era en aquella época un hervidero intelectual, que acogió a figuras de la talla de Albert Einstein, John Maynard Keynes o Madame Curie, lo que influiría enormemente en la formación intelectual de Lorca. De esta forma, entre los años 1919 y 1926, se relacionó con muchos de los escritores e intelectuales más importantes de España, como Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí. Entre 1919 y 1921, Lorca publicó Libro de poemas, compuso sus primeras Suites, estrenó El maleficio de la mariposa (un absoluto fracaso) y desarrolló otras piezas teatrales. También durante esta etapa, gracias otra vez a la ayuda de Fernando de los Ríos, tuvo ocasión de conocer a Juan Ramón Jiménez, que influiría en su visión de la poesía y con el que llegaría a tener mucha amistad. En mayo de 1921, Lorca volvió a Granada, teniendo así la oportunidad de conocer al maestro Manuel de Falla, que se había instalado en la ciudad en septiembre del año anterior. Su amistad les llevó a emprender varios proyectos en torno a la música, el cante jondo, los títeres, y otras actividades artísticas paralelas. Ese mismo año, Lorca escribió el Poema del cante jondo, obra que no se publicaría hasta diez años después. Esos años en Granada giraron alrededor de dos focos culturales: Falla y la tertulia de “El Rinconcillo”.
El 6 de enero de 1923, festividad de los Reyes Magos, Falla participó en una fiesta privada montada por Federico, Adolfo Salazar y Hermenegildo Lanz, dedicada a dos niñas de la familia, su hermana Isabel y Laura, la hija de Fernando de los Ríos. Se representó una adaptación lorquiana para títeres de cachiporra del cuento andaluz “La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón”, un entremés atribuido a Cervantes y el Misterio de los Reyes Magos, un auto sacramental del siglo XIII, para el que Falla había colaborado en la composición de la música incidental. Aquel mismo año, Lorca y Falla trabajaron en una opereta lírica, “Lola, la comedianta”, obra que nunca terminaron.
En 1925 viajó a Cadaqués para pasar la Semana Santa en casa de su amigo Salvador Dalí. Esta visita y otra más larga en 1927 marcaron profundamente la vida y obra de ambos. Fruto de esta intensa amistad fue la “Oda a Salvador Dalí”, obra que se publicó en la Revista de Occidente en 1926. Además, fue el mismo Dalí el que animó al escritor a iniciarse en la pintura, consiguiendo que en 1927 presentase su primera exposición en las Galeries Dalmau de Barcelona. Por su parte, Lorca alentó a Dalí como escritor.
El término parte de la fecha de diciembre de 1927, cuando se reúnen varios poetas españoles en Sevilla, en un acto organizado por la Sociedad Económica de Amigos del País7 para conmemorar los trescientos años de la muerte de Luis de Góngora. Cabe destacar que esta reunión es el origen de lo que algunos llaman la Generación del 27 en la que se incluyen escritores como Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. No todos los estudiosos reconocen el concepto de generación a la Generación del 27 al no cumplir los criterios establecidos por el historiador Julius Petersen (fechas de nacimiento próximas; formación educativa semejante; buenas relaciones entre ellos; fecha próxima en la publicación de sus primeras obras; hecho histórico generacional; ideas comunes; lenguaje generacional; presencia de un guía ideológico; y anquilosamiento de la generación anterior). Algunos han propuesto un cambio de nombre como Generación de la Dictadura, Generación Guillén-Lorca, Generación de 1925, Generación de las Vanguardias, Generación de la amistad, etc. Sin embargo, es un término muy admitido por comodidad y costumbre. Este grupo se caracteriza por fundir las formas de la poesía tradicional (neopopularismo) con los movimientos de vanguardia; por tratar los mismos temas de una manera similar (la muerte en sentido trágico; el amor como fuerza que da sentido a la vida; preocupaciones sociales como la injusticia, la miseria, etc.), por el uso de la metáfora y la imagen; etc.
Volviendo a la vida de Lorca, se puede decir que la etapa de 1924 a 1927 fue el momento en el que el escritor llegó a su madurez como poeta.
Sin embargo, también es en esta época cuando Federico García Lorca vive, según sus palabras, «una de las crisis más hondas de mi vida», a pesar de que sus obras Canciones y Primer romancero gitano, publicados en 1927 y 1928 respectivamente, están gozando de gran éxito crítico y popular. Esta crisis fue provocada por varios acontecimientos en su vida. Por un lado, con el éxito del Romancero gitano, comenzó a verse a Lorca como costumbrista, defensor de los gitanos, ligado al folclore andaluz. Éste se quejaba en una carta a Jorge Guillén diciendo: «Me va molestando un poco mi mito de gitanería. Los gitanos son un tema. Y nada más. Yo podía ser lo mismo poeta de agujas de coser o de paisajes hidráulicos. Además, el gitanismo me da un tono de incultura, de falta de educación y de poeta salvaje que tú sabes bien no soy. No quiero que me encasillen. Siento que me va echando cadenas». Y, por otro lado, se separó de Emilio Aladrén, un escultor con el que había mantenido una intensa relación afectiva. Además, esta crisis debió agravarse cuando Lorca recibió las duras críticas de Dalí y Luis Buñuel sobre el Romancero gitano. A pesar de esto, Lorca siguió trabajando y comenzando nuevos proyectos, como la revista Gallo de la que sólo se publicaron dos números o la obra Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, la cual intentó estrenar en 1929 pero fue prohibida por la censura de la Dictadura de Primo de Rivera.
En 1929, Fernando de los Ríos propuso a Lorca que le acompañase en su viaje a Nueva York. Éste aceptó viendo la oportunidad de aprender inglés, renovar su obra y de vivir en el extranjero por primera vez; él mismo describió su estancia en Nueva York como “una de las experiencias más útiles de mi vida”. En esta época inició Poeta en Nueva York, que no se publicó hasta cuatro años después de su muerte. En 1930 dejó Nueva York para mudarse a la ciudad de La Habana en Cuba, donde exploró la cultura y la música cubana y trabajó en nuevos proyectos como El público y Así que pasen cinco años.
De vuelta en España y con la instauración de la Segunda República en 1931, comenzó una nueva etapa para Lorca. El escritor codirigió con Eduardo Ugarte La Barraca, un grupo de teatro universitario que representó obras teatrales del Siglo de Oro (Calderón de la Barca, Lope de Vega, Miguel de Cervantes) por ciudades y pueblos de España. El proyecto se frustró con el estallido de la guerra civil española.
En 1933 la compañía de Lola Membrives estrenó en Buenos Aires Bodas de sangre con un gran éxito popular. Por ello, Lorca recibió la invitación de Lola Membrives y de su marido para viajar a esta ciudad. Allí, consiguió triunfar profesionalmente y, gracias a esto, consiguió su independencia económica. A lo largo de los seis meses que permaneció en Buenos Aires, tuvo la oportunidad de dirigir Bodas de sangre, que fue representada más de ciento cincuenta veces; Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa, El retablillo de don Cristóbal y una adaptación de La dama boba de Lope de Vega. También durante este tiempo tuvo la ocasión de dar varias conferencias y de hacer nuevas amistades, como Pablo Neruda, Juana de Ibarbourou, Ricardo Molinari, Salvador Novo y Pablo Suero.
Cuando García Lorca volvió a España en 1934, vivió los dos años que le quedaban intensísimamente: Terminó obras como Yerma, Doña Rosita la soltera, La casa de Bernarda Alba y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías; revisó obras como Poeta en Nueva York, Diván del Tamarit y Suites; hizo un viaje a Barcelona para dirigir algunas de sus obras, recitar sus poemas y dar conferencias; siguió representando obras con La Barraca; organizó clubes de teatro; etc. También tuvo una gran estadía en Montevideo (Uruguay), donde terminó de escribir un par de obras y tenía contacto con los artistas locales, tales como Juana de Ibarbourou. Sin embargo, es también en este momento cuando en España se empieza a vivir una época de violencia e intolerancia. La situación política era insostenible. Estaba a punto de estallar la Guerra Civil española.
Colombia y México, cuyos embajadores previeron que el poeta pudiera ser víctima de un atentado debido a su puesto de funcionario de la República, le ofrecieron el exilio, pero Lorca rechazó las ofertasy se dirigió a la Huerta de San Vicente para reunirse con su familia. Llegó allí el 14 de julio de 1936, tres días antes de que estallara en Melilla la sublevación militar contra la República. El día 20, el centro de Granada estaba en poder de las fuerzas falangistas y el cuñado de Federico y alcalde de la ciudad, Manuel Fernández-Montesinos, fue arrestado en su despacho del ayuntamiento. Sería fusilado un mes más tarde.9
En esos momentos políticos alguien le preguntó sobre su preferencia política y él manifestó que se sentía a su vez católico, comunista, anarquista, libertario, tradicionalista y monárquico.11 De hecho nunca se afilió a ninguna de las facciones políticas y jamás discriminó o se distanció de ninguno de sus amigos, por ninguna cuestión política. Conocía al líder y fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, muy aficionado a la poesía. El propio Lorca dijo de él al joven Gabriel Celaya, en marzo de 1936:
José Manuel es como José Antonio. Otro buen chico. ¿Sabes que todos los viernes ceno con él? Solemos salir juntos en un taxi con las cortinillas bajadas, porque ni a él le conviene que le vean conmigo ni a mí me conviene que me vean con él.
Esta declaración es entendida por los estudiosos como una exageración o una broma, como lo apuntó el propio Celaya al relatar esta anécdota. Al describir la escena, resume las consecuencias dramáticas de la actitud insensata de García Lorca:
Federico se reía. Creía que aquello no era más que una travesura de niños. No veía nada detrás. Se reía como de una buena broma. Pero esa risa, esa confianza en que el hombre es siempre humano, ese creer que un amigo, fascista o no, es un amigo, le costó la muerte. Porque fueron unos amigos, amigos que él contaba entre sus mejores, quienes en el último momento resultaron ser ante todo y sobre todo fascistas.
Se sentía, como dijo al periodista y caricaturista Luis Bagaría en una entrevista para El Sol de Madrid poco antes de su muerte, íntegramente español, pero «antes que esto hombre del mundo y hermano de todos».
Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política.
En Granada buscó refugio en casa de la familia de su amigo el poeta Luis Rosales, donde se sentía más seguro ya que dos de sus hermanos, en los que confíaba, eran destacados falangistas. A pesar de ello, el 16 de agosto de 1936, se presentó allí la Guardia Civil para detenerlo. Acompañaban a los guardias Juan Luis Trescastro Medina, Luis García-Alix Fernández y Ramón Ruiz Alonso, exdiputado de la CEDA, que había denunciado a Lorca ante el gobernador civil de Granada José Valdés Guzmán. Valdés consultó con Queipo de Llano lo que debía hacer, a lo que este le respondió: «Dale café, mucho café». Según el historiador Ian Gibson, se acusaba al poeta de «ser espía de los rusos, estar en contacto con éstos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual». Fue trasladado al Gobierno Civil, y luego al pueblo de Víznar donde pasó su última noche en una cárcel improvisada, junto a otros detenidos.
Después de que la fecha exacta de su muerte haya sido objeto de una larga polémica, parece definitivamente establecido que Federico García Lorca fue fusilado a las 4:45 h de la madrugada del 18 de agosto, en el camino que va de Víznar a Alfacar. Su cuerpo permanece enterrado en una fosa común anónima en algún lugar de esos parajes, junto con el cadáver de un maestro nacional, Dióscoro Galindo, y los de los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, ejecutados con él. Trescastro presumiría después de haber participado personalmente en los asesinatos, recalcando la homosexualidad de Lorca. La fosa se encuentra en el paraje de Fuente Grande, en el municipio de Alfacar.
H. G. Wells envió el siguiente despacho a las autoridades militares de Granada:
H. G. Wells, presidente Pen Club de Londres, desea con ansiedad noticias de su distinguido colega Federico García Lorca, y apreciará grandemente la cortesía de una respuesta,
cuya respuesta fue la siguiente:
Coronel gobernador de Granada a H. G. Wells.—Ignoro lugar hállase D. Federico García Lorca.—Firmado: Coronel Espinosa.
El 23 de abril de 2015 se hizo público un informe policial basado en una investigación realizada en 1965, que corroboraba la ejecución de Lorca por las autoridades franquistas. En el informe se le acusaba de «socialista», amigo de Fernando de los Ríos, y «masón, perteneciente a la logia ‘Alhambra’, en la que adoptó el nombre simbólico de ‘Homero’», y le atribuía «prácticas de homosexualismo y aberración». También afirma que fue condenado a muerte tras «haber confesado», aunque no especifica qué habría confesado. El informe está fechado el 9 de julio de 1965, y fue redactado por la 3.ª brigada regional de investigación social de la Jefatura Superior de la Policía de Granada a petición de la hispanista francesa Marcelle Auclair, aunque nunca obtuvo respuesta, ya que el informe fue ocultado por la dictadura franquista.25
Después de su muerte se publicaron Primeras canciones y Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín.
Una de las obras más estremecedoras sobre el hecho de su muerte es el poema «El crimen fue en Granada», escrito por Antonio Machado en 1937. En el otro bando, el periódico falangista de San Sebastián, Unidad, publicó el 11 de marzo de 1937, una sentida elegía firmada por Luis Hurtado Álvarez y titulada «A la España imperial le han asesinado su mejor poeta».
Una de las biografías sobre Federico García Lorca más documentadas, controvertidas y populares es el best-seller publicado en 1989 y titulado Federico García Lorca: A life (Vida pasión y muerte de Federico García Lorca, edición en español en 1998), del hispanista de origen irlandés Ian Gibson.
En 2009, en aplicación de la ley para la recuperación de la memoria histórica aprobada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se abrió la fosa donde supuestamente descansaban los restos del poeta, sin encontrarse nada.
En mayo de 2012 salió a la luz su última carta, dirigida a su amigo íntimo, el escritor y crítico Juan Ramírez de Lucas
En 2014 se iniciaron trabajos de localización de la fosa donde fue enterrado y de identificación de cuerpos, aunque dada la negativa de la familia del poeta parece improbable la exhumación de su cuerpo
En 2015 la escritora Marta Osorio publica un libro en el que analiza la información que Agustín Penón recopiló sobre el emplazamiento del cuerpo del poeta (principalmente de Emilia Llanos, amiga íntima del poeta), apuntando a un traslado del cuerpo a otro emplazamiento del mismo camino donde fue enterrado o incluso a Madrid
FUENTE: Latitud Gay