En las prisiones estadounidenses se usa un término llamado “gay for the stay” para definir a esos hombres heterosexuales que se vuelven gays en la cárcel. ¿Puede un hetero cambiar su orientación sexual para adaptarse a las circunstancias y a la ausencia de mujeres heterosexuales con las que tener sexo? Un exconvicto “hetero” que pasó por prisión y cambió de acera durante su estancia allí relata con todo lujo de detalles los 5 motivos por los que los heteros se vuelven gays en la cárcel.
Primero tenemos que aclarar que no estamos hablando de esclavos gays o violaciones gays en la cárcel, sino de sexo gay consentido entre hombres encarcelados. El que cuenta los detalles es un hombre que estuvo 5 años en la cárcel. Era hetero y había estado casado con una mujer 20 años, por lo que no pensaba que tendría roces con otros hombres… pero cuando llevaba un año en la cárcel empezó a tener relaciones íntimas con otros hombres. ¿Por qué? Estos son los motivos por lo que los heteros se convierten en gays en prisión.
1 – Necesitas tocar y que te toquen
Distintos estudiosos han investigado la necesidad de tener contacto físico con otros seres humanos, un fenómeno psicológico demostrado. Las personas que no tienen contacto físico con otras (hablamos de tocar, abrazos, no necesariamente sexo gay) son mucho más susceptibles a sufrir depresión. Los hombres en la cárcel a menudo se dan palmaditas en la espalda, masajes en el cuello y a veces se abrazan para tener contacto con otros humanos. Pero a veces eso no es suficiente y en algunos ocasiones los presos buscan tener relaciones más físicas para satisfacer sus necesidades sexuales. ¿Te imaginas estar un año entero sin tener ningún tipo de sexo? Puede que llegados a ese extremo los heteros se replanteen sus gustos sexuales. El aburrimiento, la soledad y el deseo de tener contacto humano cambian a una persona después de tantísimos días aislado de la sociedad.
2 – Las conexiones y las emociones
Algunos hombres heterosexuales en la cárcel se aventuran a tener relaciones románticas con otros hombres porque echan de menos tener una conexión emocional e íntima con alguien. Y lo echan de menos tan desesperadamente que les da igual que sea otro hombre con el que compartir algo así. Aunque hay sexo gay entre hombres encarcelados, lo importante para muchos de ellos es tener alguien en quien confiar y que se preocupe por ti. En la cárcel es difícil encontrar a alguien a quien le importe tu vida, por lo que cuando tienes la fortuna de cruzarte con alguien así te agarras a él como un clavo ardiendo. Recordamos que no se trata de esclavos gays en prisión o relaciones forzadas, sino de hombres a los que la soledad les supera.
3 – La masturbación en grupo
En las cárceles más comunes los presos viven en pequeños dormitorios y se suele usar el último retrete del baño para la masturbación. El código que tienen es poner una toalla blanca sobre la puerta, con lo cual todos los presos saben que alguien está ahí dentro dándose placer a sí mismo. El problema sucede cuando hablamos de cárceles de máxima seguridad, en las que los presos viven en celdas con barrotes y no tienen ninguna intimidad. Algunos cuelgan una sábana para que nadie pueda verles al masturbarse, pero otras veces los hombres se masturban a la vista de todos y es muy común que se produzcan masturbaciones en grupo. Los heteros se excitan al ver a otros hombres masturbándose y empiezan a tocarse. Eso sí, no se habla de ello si no quieres tener problemas.
4 – Ganar dinero
En las cárceles de hombres existe la prostitución gay. Ganar dinero estando dentro de la cárcel para comprar determinados objetos es difícil. La mayoría de los encarcelados no tienen dinero y muchas veces sus familias no les mandan dinero. Por eso algunos deciden prostituirse y ofrecen sus servicios. El hombre encarcelado en Atlanta cuenta cómo haciendo una felación a un preso puedes ganar 5 o 10 dólares. El gay for pay en la cárcel existe, aunque tener relaciones sexuales completas por dinero es muy poco común. Predomina el sexo oral, consensuado y pagado.
En prisión lo más frecuente son la masturbación, tocamientos y sexo oral gay. El sexo anal no es tan frecuente, salvo en violaciones o parejas gays que se forman en prisión, a veces entre heterosexuales que desarrollan vínculos afectivos muy fuertes con el paso del tiempo.
5 – Crear una familia
Cuando llegas a la cárcel estás solo y lejos de tus amigos y familiares, por lo que algunos hombres acaban formando su propia familia entre rejas. La situación es similar a la que podemos ver en algunas escenas de la serie de Netflix ‘Orange Is The New Black’, solo que cambiando a las mujeres por hombres, claro. ¿Y no has visto la serie ‘Oz’ de HBO? En las cárceles de hombres se crean grupos o bandas, “familias” en las que un preso de mayor edad imparte su sabidurías a los jovencitos con menos experiencia en la cárcel. Dentro de estos grupos a veces se prestan favores sexuales y se crean relaciones gays que casi podríamos decir que son un tanto incestuosas.
FUENTE: Revista Zero