Sí, sabemos que el titular puede sonar rudo e incluso incómodo, pero es totalmente cierto. Y es que desde tiempos inmemoriales el tamaño del miembro viril ha sido sujeto de crítica y debate para quienes ven en él un factor decisivo a la hora de disfrutar el sexo (qué gran equivocación). Pero más allá del tamaño, parece que otro dilema enigmático ha calado entre la población: ¿cómo un pene pequeño en reposo puede alcanzar un tamaño respetable en su erección y cómo uno de tamaño considerable de forma relajada luego apenas aumenta? Se debe a esta dualidad que muestran los penes de sangre y de carne. Procedemos a explicarlo.
El de tipología sanguínea (o growers) es ese que posee unas grandes y anchas paredes cavernosas que se inflaman de este líquido cuando se produce la excitación, permitiendo que la sangre se expanda y baje a esa zona; es por eso que los centímetros crecen desmesuradamente pudiendo incluso triplicar su tamaño estándar.
Asimismo, el órgano masculino de carne (o showers) es aquél que pasa de la flacidez a la erección sin apenas mutar su tamaño. Sus depósitos de sangre son más estrechos y no permite que cambie demasiado. Esto no implica que todo pene pequeño tenga que cambiar en erección, ya que puede poseer unas paredes cavernosas igualmente anchas, y viceversa.
Porque todo puede pasar)
Por lo que dejarte guiar en una primera impresión es un error que puedes cometer, sobre todos a esos que se comparan en el gimnasio. Y la pregunta que te ronda es… ¿cuál es mejor? La verdad, no existe uno en ventaja, ya que en erección ambos pueden competir de forma justa. Ya sabes, de cero a héroe en un santiamén.
FUENTE: Esquire Lat