Colesterol, riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad... y ahora también depresión. Ya sabíamos que ingerir grasas saturadas es un peligro para la salud, pero un estudio reciente de la Universidad de Glasgow, en Escocia, revela que su abuso afecta negativamente a nuestra felicidad. Publicado en la revista Translational Pscychiatry, el trabajo vincula las dietas altas en grasas saturadas con el desarrollo de fenotipos de la depresión.
El grupo de científicos experimentó con ratones y observó como esos ácidos grasos saturados penetraban directamente en el cerebro a través del riego sanguíneo. En concreto, llegaban al hipotálamo, que tiene mucho que ver con este trastorno. "Una reducción del consumo de comidas grasas es beneficiosa para la salud, pero nuestro estudio siguiere que también influye en ser más feliz", asegura George Baillie, líder del equipo.
Esta relación entre grasas y depresión, sin embargo, no es nueva. Antes, otro trabajo desarrollado por investigadores de Las Palmas de Gran Canaria y Navarra concluyeron que comer así suponía un 48 por ciento más de riesgo de padecer trastornos mentales. En concreto, estuvieron 6 años estudiando a 12.059 voluntarios, de los cuales 657 acabaron desarrollando la enfermedad.
¿Alimentos con grasas saturadas? Carne de cerdo, embutidos, yema de huevo, aceite de palma, piel del pollo, margarinas, natas, leche entera...
FUENTE: Mens Health