Con una historia que debería ser obligada ver para las viejas y las nuevas generaciones de padres, que empezaron o empiezan la crianza de sus hijos y para aquellos hijos que también deben aprender a entender y sanar los prejuicios de los padres pero que también existen y prevalecen para integrar un aprendizaje mutuo, ante las adversidades de la cultura y la dinámica social actual que presenta un abanico de diversidades.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
El dramaturgo Terrence McNally presenta esta obra como una protesta y una voz para toda una generación de personas que sobrevivieron o no pudieron hacerlo ante la inminente recriminación, censura y prejuicios por su orientación sexual y que desafortunadamente incluso por ello los victimizaron por una enfermedad como lo fue el VIH que por ignorancia y desconocimiento, muchos fueron brutalmente “asesinados” tanto por negligencia médica como por incluso el abandono de sus familias.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Por ello, este drama surge como homenaje a toda esa generación que dieron la vida y sirvieron de ejemplo para la actual comunidad LGBT+ que ha demostrado ser resiliente y que demuestra que para hacer cambiar a la sociedad debes tener memoria sino estarías condenado a repetir esos errores del pasado.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
En la que, nos cuentan la historia de una madre ( Betty) que vive deprimida con sed justicia y venganza por haber perdido a su hijo (André) en la epidemia de VIH, pero que ella sin querer debido a sus prejuicios morales rechazó a su hijo y no lo vió sufrir; sin embargo, decide ir en busca de la ex pareja de su hijo (Chris) para encontrar respuestas, pero él después de varios años ha decidido rehacer su vida al lado de su actual pareja (Pierre) un hombre mas joven y con ideas innovadoras, con quien ha procreado un encantador hijo (Danny) gracias a un vientre subrogado, por lo cual esto representa una sorpresa para la madre del difunto André y se da cuenta de muchas verdades y secretos que tanto para Betty como para Chris serán un aprendizaje imprescindible para recapacitar y cambiar la perspectiva de la vida.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Por lo tanto, considero que ha sido un gran acierto de Oscar Uriel que en conjunto con el talentoso director Diego del Río nos entregó un trabajo actoral del elenco francamente extraordinario, encabezado por la primerísima actriz Diana Bracho que es un deleite verla a sus 79 años entregando un papel extraordinario sobre el escenario y acompañada de otro primer actor Juan Manuel Bernal que de igual forma nos da un papel inolvidable, en conjunto con un Eugenio Rubio qué está sublime y el par de niños actores Luca Guerra y Antua Trejo que alternan funciones pero que cada uno te roba el corazón desde el primer minuto.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Esta obra es una catarsis para la mente y el corazón que sin lugar a dudas querrás que tanto tu como madre deberías ver para entender las preferencias de tu hijo o tu como hijo llevar a tu madre para contarle la verdad y entenderla por sus prejuicios de crianza, los cuales no son su culpa, para terminar con los ojos llenos de lagrimas pero que también durante la obra podrás soltar sonrisas de felicidad y tranquilidad.
Esta puesta en escena se presenta los viernes en el Teatro Milán los viernes a las 20:45 hrs.
Compra tus boletos aquí
Por Juan Carlos Vega
para Boy4ME.com