El mundo cambió a principios de 2020 por la pandemia de la COVID-19. Incluso durante un tiempo, muchos países y territorios se paralizaron (casi) por completo. Mientras que algunos sectores cesaron su actividad laboral, los que pudieron se adaptaron a los nuevos tiempos y abrazaron el teletrabajo, una tendencia que hasta el momento no era muy común en España.
Según un estudio de Eurofound y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que comentaron los compañeros de Magnet, en 2017 solo un 7% de los trabajadores españoles teletrabajan y un 13% de las empresas lo ofrecían. El panorama, desde entonces, ha variado notablemente, y se ha conseguir ver el teletrabajo como una cosa normal en muy pocos meses.
El teletrabajo tiene sus cosas buenas y malas. Entre los puntos positivos encontramos los horarios flexibles (aunque esto depende de la empresa), la posibilidad de vestir más cómodamente, dormir más horas al no tener que desplazarse para acudir al puesto de trabajo, y evitar los atascos y aglomeraciones de las horas puntas, sobre todo en ciudades más masificadas como Madrid o Barcelona.
De los puntos no tan buenos podemos hablar de la dificultad para desconectar del trabajo, pues lo llevamos a cabo en el propio hogar y puede ser más complicado separarlo del ocio y la vida privada, o de la falta de un espacio para estar concentrado y no tener interrupciones, pues con el confinamiento muchas personas se han visto obligadas a trabajar en espacios comunes como el salón o la cocina por no tener una habitación-despacho.
Desde luego, las viviendas con metros cuadrados limitados a compartir con más miembros si estamos con más miembros de la familia o compañeros de piso pueden suponer un gran problema para teletrabajar, encontrando testimonios como el de Mónica y su pareja, que viven en un apartamento de 35 metros cuadrados y ella desarrolla su trabajo desde la cama y su pareja desde el sofá.
Si tienes la suerte de tener una casa relativamente espaciosa en la que puedes acondicionar una habitación para trabajar con comodidad, en este post te damos algunos consejos, recomendaciones y propuestas para montar tu propio despacho doméstico y afrontar estos tiempos de teletrabajo semiforzados con éxito.
A estas alturas no debe suponer ningún secreto que el espacio de trabajo influye en la productividad, e incluso hasta cierto punto en la felicidad de los empleados. Solo hay que ver las oficinas de gigantes tecnológicos como Google y Facebook, con espacios de recreo comunes con todo tipo de actividades para desconectar en momentos puntuales con el fin de buscar un pequeño descanso e interactuar con los compañeros.
No estamos diciendo que convertir nuestra casa en un parque de atracciones sea la solución, pero hay que buscar un equilibrio entre un buen espacio de trabajo-despacho para desarrollar la actividad de manera eficiente y que permita dejar los problemas y preocupaciones dentro en el momento que la jornada laboral haya llegado a su fin, porque como hemos dicho, uno de los grandes problemas del teletrabajo es separar el ocio y el descanso con el empleo.
Hay varios aspectos a tener en cuenta para conseguir el espacio de trabajo ideal, y todos son más o menos igual de importantes. Y si alguno no es factible por las condiciones de la habitación, es ahí donde entra el ingenio y la imaginación para intentar solventarlo de la mejor manera posible.
La luz: tener luz para trabajar es importantísimo y una necesidad. La mejor luz es la natural, la que procede del sol, por lo que sería interesante una habitación con ventana o ventanas de un tamaño correcto para aprovechar al máximo las horas de luz. Si la habitación tiene ventanas pero dan a un patio interior no muy luminoso, o la habitación carece de ellas, hay que recurrir a la luz artificial. Buscar opciones energéticamente eficientes para que no supongan un incremento considerable en la factura.
De todos modos, si no tenemos una ventana podemos optar por colocar un cuadro o lámina de una, no solo a modo decoración, sino también para dar cierta sensación de "libertad" y no estar metido-enjaulado en cuatro paredes. Hay propuestas interesantes para todos los gustos, desde una playa caribeña hasta un paisaje montañoso, o un bosque frondoso.
Si tenemos malas manos con las plantas y se nos marchitan por mucho cuidado y mimo que les pongamos, podemos intentar un efecto placebo con alternativas de plástico, con las que nos aseguramos que estén perfectas en todo momento sin tener que preocuparnos de que tengan acceso a la luz del sol y al agua.
Una rápida búsqueda en Amazon nos proporciona resultados bastante interesantes y para cualquier preferencia de gustos, como este set de tres piezas con sus respectivas macetas (17,99 euros), una Monstera (75,09 euros), Bambú de 120 cm (34 euros) o Drácena (45,35 euros).
Hay dos elementos básicos en el espacio de trabajo: la silla y la mesa. Empezamos hablando sobre las mesas o escritorios. Un escritorio debe permitir que las piernas se muevan con libertad, por lo que tiene que tener un hueco relativamente amplio en el espacio que vamos a colocar también la silla. por general, los escritorios de tamaño estándar tienen una altura aproximada de 75 a 80 centímetros del suelo, que si bien es correcto para la mayoría de personas lo mejor es que cada usuario lo adapte según sus necesidades.
Los escritorios o mesas pueden estar fabricados de diferentes materiales. El laminado es relativamente económico, es duradero y también resistente, pero también está el metal o el acero, que son mucho más resistentes y duraderos, aunque su precio se dispara frente al del laminado, y su apariencia no es tan convencional. Por supuesto, la madera es un clásico, aunque si se busca de calidad no es barata.
Si tenemos problemas de espacio de almacenamiento, adquirir un escritorio con cajonera puede ser muy útil. En caso de elegir uno en cuya parte inferior solo tenga las patas de apoyo, se pueden comprar cajoneras supletorias, que tengan ruedas o no, para aprovechar las dimensiones. Así también evitamos tener muchas cosas encima de la mesa, pues tenerla llena puede provocar distracciones.
Este primer modelo (55 euros) cuenta con unas medidas de 90 cm (ancho) por 54 cm (fondo) y 79 cm (alto) e incorpora una bandeja inferior extraíble para el teclado del ordenador. Su diseño es muy sencillo, moderno y minimalista. Es recomendable tanto para trabajar con el ordenador portátil como con un sobremesa, pues aunque no tiene mucho fondo (54 cm), gracias a la bandeja se puede ganar bastante espacio.
Con un diseño algo más industrial por sus patas metálicas de acero, este modelo (89,99 euros) tiene unas dimensiones de 80 x 40 x 75 cm. Su altura es ajustable en uno a tres centímetros para adaptarse a la situación del usuario, por ejemplo, en terrenos un poco irregulares. En caso de no necesitarla durante un tiempo, las patas se pueden plegar y almacenar la mesa para ganar espacio. Aguanta una carga de hasta 300 kg de peso.
Volviendo a la estética minimalista y ciertamente algo nórdica propia de IKEA, esta propuesta de Habitdesign (88,50 euros) destaca por su longitud, ya que tiene 128 cm de largo. No es muy ancha (50 cm), pero proporciona bastante espacio. Y al no tener cajoneras inferiores todo el espacio está libre para mover las piernas, lo que podría permitir, en caso de necesidad, que trabajen dos personas usando el mismo escritorio. Eso sí, tiene dos cajones para guardar documentos, libros, etc.
Si tenemos bastante espacio, y por las dimensiones de la habitación queda bien ubicada, una mesa bastante interesante es esta de esquina de Soges (119,99 euros) con el siguiente tamaño: (150 + 150) x 55 x 76 cm. Con estructura de acero y placa prensada, tiene suficiente espacio para colocar el ordenador en un punto concreto y leer en otro, es decir, permite una buena organización. Tiene un soporte ligeramente elevado del suelo para colocar la torre del ordenador. Está disponible en tres colores diferentes.
Últimamente se ha puesto muy de moda las mesas que pueden ajustar su altura con solo pulsar un botón. Hay mesas prefabricadas para esto, pero también se pueden montar a gusto del usuario con un marco como este (279,99 euros). Dispone de tres ajustables prestablecidos programables para tres alturas distintas. El marco es adecuado para bandejas de 100 a 160 cm de ancho y 50 a 80 cm de profundidad, y la altura va de los 71 cm a los 121 cm. El peso máximo que soporta son 70 kg.
FUENTE: Applesfera