El actor de 30 años ha decidido ponerse en forma. En un plan de 12 semanas ha pasado de 63,5 kilos a 60 y ha ganado 2,5 kilos de músculo (que es lo que más se nota en las fotos que ha compartido).

El protagonista de Glee ha querido decir en voz alta lo que ha supuesto este desafío que para muchos sería postveraniego, pero que él comenzó hace tres meses. A través de un comunicado, ha explicado el motive de someterse a tal culto al cuerpo: "Me había convertido en un 'grasa flácida'. Había estado con un problema intestinal que realmente me pasó luego factura. Había probado tantas dietas de eliminación diferentes, y nada funcionaba. Llegué al punto de sentirme un miserable por mis problemas intestinales y además por la autoculpa de no ir al gimnasio o comer lo más sano posible. Afortunadamente mi amigo Scott Mills me envió un mensaje de texto sobre la llegada de Ultimate Performance a Los Ángeles y aproveché la oportunidad de trabajar con ellos".

Empezaron entonces los entrenamientos y una dieta especial con tres meses de duración vigiladas por un entrenador personal y cuyos resultados han resultado más que satisfactorios para el actor. Como él mismo cuenta, "Me sentía mal con mi cuerpo. No necesariamente desde un punto de vista superficial, quería lucir mejor, pero en general me sentía terrible. Cuando inviertes tu tiempo y energía en ti de esta manera, cambia mucho de tu vida. Todo se completa para sentirte mejor física, mental y emocionalmente. Ahora, me siento bien".