Si has visto La leyenda de Tarzán además de fijarte en el reparto de la película y la reinterpretación de la historia de Disney, seguro que también te diste cuenta de que los abdominales que tenía Alexander Skarsgård no eran ni medio normales. ¿Pasó una temporada en la jungla sobreviviendo antes de rodar la película? Puede ser, pero la clave principal está en la dieta que siguió el actor durante su preparación para el papel.
Magnus Lygdback, entrenador, nutricionista y paisano sueco del actor fue el responsable de el cuerpo tonificado que vimos en la película. Lo primero que dice el entrenador cuando se le pregunta por este régimen es que "no es apto para todos". Pues empezamos bien.
Con frecuencia, muchos actores tienen que cambiar radicalmente de aspecto en un corto periodo de tiempo. Esto implica disciplina, dietas extremas y mucho ejercicio. Lygdback cuenta que para construir un cuerpo de este calibre hay que pasar por tres fases: aumento de volumen, definición y mantenimiento.
El actor solía merendar langosta, siguiendo la dieta que le había impuesto el preparador físico.
Con Alexander el primer paso ya estaba hecho, el actor siempre se ha mantenido en forma y el entrenador empezó por la segunda fase. La dieta del actor se basaba en marisco (ahora entendemos eso de que no es para todos... Los bolsillos), con carbohidratos lentos, dos veces al día. Es decir, acompañado de arroz integral, quinoa o patatas hervidas. Además también debería incluir grasas buenas como los aguacates o las nueces sin sal.
"La razón para comer menos sal es que esta acumula agua y el objetivo de esta dieta es deshacerse de la retención de líquidos", explicaba el nutricionista. Además evitaba cualquier tipo de azúcar o carbohidratos, es decir: pan, pasta, frutas o zumos. Y también eliminó los lácteos y el gluten de su dieta, "si te estoy poniendo en plena forma no me voy a arriesgar con nada", decía el entrenador.
El día a día del actor se basaba en, un vaso de jengibre, cayena y limón nada más levantarse. Después una rutina de cardio HIIT de 30 minutos y el desayuno, que constaba de 4 huevos y espinacas. Para comer, marisco, y tres horas después verduras, batata y salmón. La segunda merienda constaba de sashimi o langosta y el último entrenamiento, 45-60 minutos de levantamiento de pesas. Para cenar, carbohidratos lentos y proteína.
Si tenemos que comer langosta en la merienda para parecernos a Tarzán, haremos el sacrificio.
FUENTE: Mens Health