El Covid-19 todavía no tiene cura, pero nuestras defensas son la primera línea de combate frente el virus.
Como informamos en nuestro artículo sobre estafas relacionadas con el COVID-19, la Administración de Alimentos y Medicamentos emitió una advertencia solicitando a los vendedores de aceites esenciales, tés y plata coloidal que dejen de afirmar que sus productos pueden prevenir dicha enfermedad.
Las autoridades aprovecharon la oportunidad para reiterar que hasta el momento no existen medicamentos, productos de investigación ni vacunas aprobadas actualmente como tratamiento para el COVID-19, o para su prevención.
Pasa de manera similar con los suplementos y las vitaminas, sobre todo el ácido ascórbico, que ha sido recomendado en numerosas cadenas y sitios web como preventivo de la infección. Pero como indicamos ya, no existe evidencia científica de que esta prevenga los resfriados, ni mucho menos de que prevenga el contagio con SARS-CoV-2.
Esto ha sido confirmado por tres inmunólogos: Timothy Craig, profesor de medicina y pediatría en alergia e inmunología en el Centro Médico Milton S. Hershey de Penn State Health; Cathryn Nagler, inmunóloga de la mucosa de la Universidad de Chicago y miembro distinguido de la Asociación Estadounidense de Inmunólogos, y John Wherry, director del Instituto de Inmunología de Penn Medicine.
Por supuesto, consumir vitamina C de manera prudente y tomar suficiente agua no tiene por qué hacernos daño. Puede que nos ayude a sentirnos sanos, pero esto no necesariamente implique que no nos enfermaremos.
Pero si queremos asegurarnos de tener un sistema inmunitario fuerte y capaz de combatir con los patógenos a nuestro alrededor, los inmunólogos recomiendan aplicar consejos clásicos pero muy efectivos.
Dormir de siete a nueve horas garantizará una recuperación satisfactoria, siendo este también uno de los puntos de mayor atención. “La falta de sueño es mala. Aumenta los factores inflamatorios”, dijo Craig.
La alimentación es uno de los puntos clave, por lo que es necesario seguir una dieta saludable y balanceada, que incluya verduras, fibra y granos integrales. Esto también nos ayudará a mantener un peso saludable y, por tanto, al buen funcionamiento de nuestro sistema inmunitario.
Wherry sostiene que “corregir los malos patrones de sueño puede tener un efecto más rápido que tener que perder el 30 por ciento de su peso corporal”. Sin embargo, no debe dejarse de lado ya que la obesidad está relacionada con enfermedades como la diabetes, la cual aumenta el riesgo de mortalidad por COVID-19.
De igual forma, hacer ejercicio puede proporcionar beneficios importantes en este objetivo. Wherry indica que aún no se entienden bien los mecanismos por medio de los cuales el ejercicio fortalece el sistema inmunitario, pero los químicos liberados durante el mismo parecen tener un “refuerzo inmunológico o al menos capacidades de restablecimiento inmunitario”.
FUENTE: Hipertextual