Besos homosexuales, tramas 'gay', "vagina", "lesbiana"... Lo que las aerolíneas norteamericanas no quieren que veas ni escuches en sus aviones
No se trata de una historia nueva. Las aerolíneas norteamericanas llevan años ofreciendo a sus viajeros versiones 'editadas' -censuradas- de las películas a bordo prácticamente sin que nadie se dé cuenta. Las tímidas quejas puntuales en las redes sociales aún no habían provocado un posicionamiento público al respecto. Sin embargo, el último escándalo de censura con la película Booksmart en los aviones de Delta Airlines ha lanzado el debate hasta el último rincón de la sociedad de EEUU, que se pregunta ahora quién decide lo que puede o no ver cuando elige una película a bordo.
La comedia Booksmart, se estrenó el pasado verano con un gran éxito de crítica, que ensalzó el afilado e ingenioso debut en la dirección de la actriz Olivia Wilde, estrella catapultada por su papel en la serie House. Meses después, la pequeña comedia de Wilde está en boca de todos tras la denuncia de que ha sido censurada en los vuelos de Delta Airlines. El 'tijeretazo' no ha sido arbitrario, sino que se ha cebado con la trama homosexual entre las dos protagonistas.
La voz de alarma la dio la revista especializada Variety, y la propia directora confirmó lo sucedido hace dos días, estupefacta. "Han cortado la mayor parte de la escena de amor de Amy y Hope en el baño, que incluía cero desnudos, pero que suponía un argumento esencial para la protagonista", se ha lamentado. Wilde ha aprovechado sus redes sociales para denunciar que, además de esa escena con beso entre las dos chicas, Delta ofreció una versión de su filme que dejó fuera las palabras "vagina", "genitales" y "lesbiana".
Asimismo, Delta decidió que tampoco era apropiado que sus pasajeros vieran una escena en la que los personajes protagonistas veían porno, ni otra secuencia animada con muñecas sin ropa. "¿Qué mensaje están lanzando a los espectadores, y especialmente a las mujeres? ¿Que sus cuerpos son obscenos? ¿Que su sexualidad es embarazosa?", ha clamado Wilde en sus perfiles de redes sociales.
Después de la enfervorizada denuncia de la directora y sus actrices, que han utilizado la alfombra roja de los Academy Governor's Awards para visibilizar el problema de la censura en las aerolíneas, Delta se ha visto obligada a explicar que la compañía no es responsable de estas versiones editadas, sino que son terceras firmas proveedoras las que realizan el recorte de los títulos que se ponen luego a disposición de los viajeros en las cabinas. "Valoramos nuestro catálogo de entretenimiento a bordo como un modo de reflejar la diversidad del mundo. Estamos revisando los procedimientos de edición de nuestros proveedores de contenido para asegurarnos de que están alineados con nuestros valores de diversidad e inclusión", se excusó la aerolínea en un comunicado después de que arreciaran las críticas a sus prácticas de censura.
Sin embargo, no es la primera vez que Delta Airlines se involucra en una controversia de este tipo. Casualmente, siempre se topa con el mismo escollo: la homosexualidad. Hace unos meses, se repitió una denuncia similar con respecto a la película Rocketman, una biografía del músico Elton John, en la que en la versión emitida en la aerolínea desaparecían besos entre los personajes principales y toda alusión o escena referente a la sexualidad de John. Curiosamente, la compañía aérea sí mantuvo la secuencia en la que el protagonista sufría un abuso sexual por parte de su representante, lanzando un mensaje ambiguo acerca de lo que considera más apropiado para su pasaje.
"Nosotros ya hacemos una clasificación de la película. Si no está clasificada como X, por supuesto que es aceptable para ver en un avión. Hay una violencia desmesurada de cuerpos siendo destrozados y, sin embargo, una escena de amor entre dos mujeres es censurada", se ha quejado Olivia Wilde.
En 2017, Delta Airlines ya tuvo que pedir disculpas tras advertir varios viajeros la censura de un beso entre dos mujeres en la comedia comercial Bad Moms (Malas madres, 2016, Jon Lucas). Dos años antes, la aerolínea ya había metido la tijera en el drama Carol (Todd Haynes, 2015), película nominada a múltiples premios Óscar y distinguida con otros galardones, que narraba la historia romántica entre dos mujeres en los años 50.
Lo irónico de esta historia es que Delta Airlines, pese a todos sus encontronazos con la censura relativa a la sensibilidad LGBTTTI, y dos semanas antes de la denuncia de Olivia Wilde relativa a Booksmart, había reivindicado en su cuenta de Twitter su compromiso con la diversidad sexual y su apoyo "a la misión de aceptar a todas las personas".
"Pido a todas las compañías, especialmente a aquellas que se vanaglorian de ser inclusivas, que dejen de trabajar con estas empresas proveedoras de contenidos y confíen en la clasificación y las advertencias a los padres para permitir que los espectadores elijan", clamó la actriz de la serie House, quien prometió llegar hasta el fondo de la cuestión.
Tal ha sido el revuelto generado, que Delta Airlines ha optado por restaurar la película original de Booksmart en sus vuelos.
Sin embargo, la retracción de la compañía sigue sin resolver el problema de la censura a bordo. Según publican diversos medios norteamericanos, este tipo de subcontratas como proveedoras de servicios de entretenimiento en los aviones se dedican a editar películas y series en relación a las peticiones de sus clientes, que en ocasiones incluyen la consideración de distintas "leyes locales y sensibilidades religiosas".
Global Eagle, una de las mayores empresas dedicadas a este fin, asegura a través de Mike Miller, el vicepresidente de comunicaciones, que "doblan y editan películas para audiencias globales, incluyendo sensibilidades a lo largo de Europa, las Américas, Asia, Oriente Medio y África". "Cada aerolínea tiene sus propias peticiones y respetamos los deseos de nuestros clientes", ha aseverado, negando así los 'balones fuera' despejados por Delta en este escándalo.
Este procedimiento ha sido corroborado también por Jovitah Toh, CEO de Encore Inflight Limited, otra de estas firmas proveedoras: "Cada compañía aérea aporta a los distribuidores unas guías de censura con las que se trabaja en el proceso de edición. Por ejemplo, desnudos, escenas de sexo explícito, representaciones religiosas, accidentes de avión, logos de la competencia o alusiones al cerdo y su carne en aerolíneas musulmanas, son los conceptos que suelen ser editados".
Aunque no ha trascendido el nombre de la compañía que trabaja en la edición de los contenidos para Delta Airlines,Variety asegura que esta empresa envía a su cliente dos versiones de la película: una, original, y otra, editada. Si la aerolínea aprecia algo en la versión íntegra que vulnera sus estándares, utiliza la versión reducida de la misma. Es decir, la editada por la proveedora. No obstante, Delta aseguró aThe Washington Post que "sus parámetros de contenido no piden de ninguna manera la eliminación del contenido homosexual".
En el juego de pasarse la patata caliente, ha ganado el público en esta ocasión por la perseverancia y la influencia de la directora Olivia Wilde. El conocimiento de esta práctica habitual entre las aerolíneas también puede interpretarse como una victoria para la apertura de un debate público sobre la necesidad de que una empresa rehaga una película para 'proteger' a sus viajeros de sus propias elecciones.
FUENTE: Economía hoy