Es un tópico de los que persiguen toda la vida, tanto a heteros como a gays: ¿Cómo es enrollarte con un heterosexual si eres gay? o visto al revés: ¿Cómo se siente si eres un hetero curioso y pruebas con un gay?
Desde siempre tenemos una perspectiva de estas relaciones lúdica, divertida y muy curiosa. Muchos gays ven a un hetero como un reto personal: conseguir “convertirle” aunque sea por una noche, por unas horas, ya es todo un logro, porque es un chute de autoestima brutal. “Si yo consiguo que se cambie de orientación por un día, es que estoy muy bueno” y cosas similares.
También hay que tener en cuenta que esto tiene un lado negativo: esto alimenta el tópico de que todos los gays se fijan en todos los hombres, y así luego nos encontramos que en 2017 aún Bertín Osborne hace chistes como “yo tengo que entrar a Telecinco con un tapón en el culo”
Pero ¿qué pasa si el gay se enamora?
Pero todo tiene su lado oscuro, más allá de alimentar el monstruo y la etiqueta de que los gays son unos promiscuos que quieren reconvertir a todos los heteros que se encuentren.
¿Qué pasa con las parejas de puertas para adentro? Es decir, un gay que se acuesta de forma habitual con un hetero, un hetero armarizado en pleno 2017, porque aunque nos las demos de modernos, aún existen temores a salir del armario, incluso como bisexual. ¿Qué dirán sus amigotes del bar si decide contarles que, además de enrollarse con mujeres, de vez en cuando lo hace con un tío? Eso nos recuerda que aún quedan muchos tabúes por tratar y muchas barreras por destruir. Poco a poco esto se va diluyendo, pero aún existe.
Un reciente artículo de la revista GQ ha querido arrojar luz a este tema mostrando las experiencias reales de hombres gays que se ven envueltos en una relación compleja y muchas veces complicada con un hombre heterosexual. Todos coinciden que de puertas para adentro la historia es maravillosa, pero todo eso se derrumba cuando salen: no les presentan a sus amigos, no les hacen caso cuando coinciden en lugares, e imponen unos códigos de conducta para que nadie se entere de nada, a la vez que dipositan una gran confianza en su amante gay.
¿Es sano mantener una relación esporádica con un hombre hetero? Siempre que no dejemos que las emociones jueguen un papel primordial. Pero todos sabemos que eso no se puede decidir ni controlar.
FUENTE: revista zero