A raíz de la aún presente pandemia, fue paulatina la vuelta de las producciones a los teatros con las debidas medidas y restricciones, incluyendo la entrega de programas de mano con información detallada del montaje y el reparto, teniendo un brevario para enriquecer la experiencia, mismo que con esta obra nos recuerdan la importancia del mismo y cómo aportará para contextualizar y entender un texto de esta magnitud.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Estamos frente a un texto de inteligente entretejido de subtramas que han de dar todo el soporte y relevancia al compendio final que es donde poco a poco se fueran uniendo las partes y los personajes. Se abordará la fuerza con que las pasadas experiencias vivenciales de nuestros antepasados hacen presencia en el día a día de una u otra manera, definiendo patrones de conducta, ademanes y karmas que conforman un ciclo irrompible que se transmite aún sin pretenderlo.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
En esta obra viajaremos en el tiempo, contada desde diversas líneas temporales que se van entrelazando y dando significado a un presente inevitable, cargado de fragmentos de rencores, momentos y vivencias que han aportado cada integrante de esta familia protagonista.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Todo inicia como un compendio de escenas dispersas que hasta cierto tiempo clave tomarán forma y entenderemos su relevancia cuando ya todo a través de sobreposiciones en tiempo e interpretación irán a un desenlace fortuito.
Inicia con un monólogo que pareciera distante y aleatorio, un hombre apresurado por la visita de su hijo a quien no ha visto, para entonces dar pie a un viaje de memorias que dan contexto a su legado familiar, los momentos clave de sus padres, abuelos en diferentes tiempos que forjarían carácter y diferencias, a la vez que nos permiten ser parte de este íntimo relato donde el árbol genealógico perfectamente dibujado en el programa de mano hace lugar y ayuda a aligerar y complementar este montaje.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Cecilia Toussaint, Sophie Alexander-Katz, Tato Alexander, Verónica Terán, Víctor Weinstock, Misha Arias, Andrés Torres Orozco, Luis Fernando Mayagoitia y Efraín Félix conforman el reparto de manera brillante, cada uno consciente de su desempeño y aporte a la trama, en la que el ojo de Enrique Singer en la dirección explotará cada emoción, los sentimientos que ya sea desde un ligero afecto a él más acérrimo odio de decidida expresión se verán sin miedo alguno, denotando gran trabajo conjunto con los actores de comprometido histrionismo.
A su vez, la escenografía será pieza clave para recrear los espacios necesarios para el relato, desde una pequeña casa a un viaje en carretera donde además el diseño sonoro hacen un excelente trabajo para ambientar cada escena.
Fotografía por Charly Duchanoy ©
Puertas que nos representan diferentes sitios en los que transitan los personajes libre y conectadamente uniendo la trama a la que Andrew Bovell diera vida, resaltando en todo momento la importancia de hacer las pases con nuestro pasado, romper con ciclos destructivos y aún cuando en la tormenta aún no deje de llover, atreverse a salir del camino trazado para iniciar nuevos horizontes.
Cuando la lluvia deje de caer se presenta hasta el 31 de julio los viernes a las 18:30 y 20:30, los sábados a las 18:00 y 20:00 y los domingos a las 17:30 y 19:30h en el teatro Rafael Solana. No te la pierdas.
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Por Gualberto Ortiz para Boy4ME