12 Consejos para lograr un afeitado perfecto
Este ritual masculino sin duda tiene su truco. Algunos de nosotros debemos practicarlo a diario y otros, con más suerte, sólo un par de veces a la semana. Pero lo cierto es que tarde o temprano todos terminamos pasando por la filosa cuchilla.
Sin duda, el mejor momento para rasurarnos es durante las primeras horas del día. Los músculos de la cara se encuentran totalmente relajados, pero también nuestra piel está más sensible e hinchada por la retención de líquido acumulado durante la noche. Procura darle al menos 20 minutos a tu rostro para que regrese a su condición natural y tener una mejor superficie en la que trabajar.
Debes limpiar tu rostro con un exfoliante, preferiblemente de granos suaves, que te ayude a remover la piel muerta y las impurezas. Lo ideal es que inicies la rutina del afeitado después de una ducha caliente cuando los poros están más abiertos, ya que se hace más sencillo el proceso.
Para facilitar el tránsito de la hoja sobre la bara, aplica algún tipo de espuma, gel, aceite o sustancia jabonosa, con masajes en forma circular, repartiéndolo equitativamente por las zonas a tratar. Deja actuar un par de minutos para ablandar al máximo los vellos y suavizar la piel. Esto te hará el proceso sencillo y menos traumático, protegiéndote de posibles irritaciones o sarpullidos.
En este punto te recomendamos que prefieras aquellos productos de mejor calidad, aunque impliquen un costo adicional; es fundamental hacer una buena inversión si queremos un resultado satisfactorio.
Seleccionar la rasuradora más adecuada dependerá de tus gustos particulares, pero en líneas generales, debes considerar la frecuencia del afeitado, tu tipo de vello y la sensibilidad de tu piel. Antes de cada afeitada, asegúrate que todas las hojillas se encuentren perfectamente afiladas y libres de restos de sesiones anteriores.
Lo recomendable es sustituir las hojas al menos una vez cada 10 afeitadas, aunque según el tipo de vello, este número puede variar.
Esto forma parte de tu ritual diario de aseo personal, así que debes tomarte el tiempo que sea necesario. Hacerlo de prisa sólo traerá molestos cortes y quemaduras que para nada te harán lucir como quieres.
Ya que tienes el instrumento perfecto, es momento de empezar. El primer paso de la navaja debe ser en el sentido en que crecen los vellos, ejerciendo una leve presión sobre la zona. No se trata de realizar el proceso con fuerza o rapidez; debes deslizar la cuchilla y dejar que ella haga el resto.
Si observas que la piel comienza a enrojecerse durante el primer barrido, lo mejor es que te detengas. Pero si todo marcha en orden, puedes realizar una segunda pasada, esta vez en dirección contraria a la primera. Así tendrás un acabado más cerrado y duradero.
Empieza por el cuello, la región debajo de la barbilla y los laterales del rostro, ya que necesitas dedicarles tu máxima atención. En estas zonas la piel es un poco más delgada y por ende más propensa a cortadas e irritación. Deja de último el labio superior o bigote; aquí el pelo es más duro y nos conviene dejar que se empape bien de la crema de afeitar.
Lo recomendable es realizar cortas pasadas y enjuagar la afeitadora cada vez con abundante agua. Ambas superficies deben mantenerse humectadas para evitar lesiones.
Aclara tu piel con agua fría para cerrar los poros y evitar infecciones. Si prefieres, toma un cubito de hielo y recorre el área tratada; esto funciona como un bálsamo anti inflamatorio natural de rápida acción y muy económico.
Aunque luego del afeitado tu piel parezca más suave y tersa, necesitas hidratarla con un producto que contenga enzimas reparadoras. Recuerda que acabas de realizar minúsculas cortadas que siempre generan un daño importante sobre tu piel, por lo que debes proporcionarle una ayuda extra para reparar los tejidos afectados. Aplica el hidratante dos veces al día, y procura esperar a que éste sea absorbido en su totalidad.
Ten cuidado con las sustancias mentoladas ya que, a pesar de ofrecer una sensación de frescura placentera, contienen alcohol y mentol que pueden irritar tu rostro.
Sabemos que estarás irresistible para tu pareja, pero debes procurar evitar todo tipo de contacto por al menos una hora. En las manos se encuentran miles de bacterias y no queremos que un roce arruine tu perfecta afeitada.
Una pequeña cortada afeitándote no tiene por qué arruinar tu día. Es cierto que nunca nos salvamos y nos ha pasado incontables veces, pero la solución es más fácil de lo que parece.
Si la herida no sana a los pocos segundos de haber ocurrido, lo mejor es que apliques una buena porción de hidratante sobre la abertura hasta que se detenga el sangrado. Luego de transcurrido unos tres minutos, retira el exceso y presiona con un paño ligeramente humedecido con agua fría para sellar la cortada. No olvides enjuagar con abundante agua la sección afectada, para eliminar cualquier exceso de sustancia extraña.
Por último, y no menos importante, recuerda que la práctica hace al maestro. Un pequeño corte sanará en pocas horas y será cosa del pasado, pero requerirá de mucho más tiempo y dedicación para alcanzar la rasurada perfecta. Ah, ¿Eres un hombre de barba o sin barba? déjanos tu opinión.
FUENTE: Blog Moda Hombre