Es maravilloso masturbarte, mirar cómo disfrutas y escuchar tu respiración entrecortada. Poder verte, por unos instantes, tal cual eres.
Sentirte estremecer en la cama, mientras me deleito con tus gestos, que me indican que tu deseo va en incremento y así, ver cómo se mueve el lunar de tu boca al gemir de placer. Tomarlo como punto de referencia y perderme en él. Sentir tu cuerpo ardiendo y dejándose llevar al ritmo de mis manos, muy lentamente y luego, con mayor intensidad. Y al hacerlo, sentir la humedad de tu aliento y darte a sorbos, parte de mi ser.
Me fascina saberte vulnerable, verte perder el control, entregándomelo todo; generando un vínculo de confianza. ¡Parece magia! Masturbarte, implica conectarnos a un grado tan alto de intimidad, que una vez hecho, no hay vuelta atrás".
Comúnmente, se da la masturbación como primer contacto con el otro. Muchas personas dicen que es el permiso para ponerse más íntimos y a la vez, lo que marca la pauta para lo que suceda después. Al igual, suele ser la forma en que conoces (sexualmente hablando) a la otra persona y así decides lo que vendrá más tarde. A mi parecer, esto podría sonar muy “pensado” y poco disfrutado. En lo personal, me parece que masturbar a un hombre es todo un arte que va más allá de si lo haces bien o mal, sino de disfrutar con el otro y hacerle sentir afecto o tan sólo el deseo (dependiendo de cuál sea el tipo de relación).
Para empezar, es importante tomar en cuenta la postura, él decidirá cómo se siente más cómodo, ya sea sentado o de pie. Recomiendo que tú te pongas de rodillas para que puedas tener diversidad de movimiento y además, le des un maravilloso panorama visual. Ahora bien, si lo que buscas es echar a volar su imaginación, colócate a espaldas de él y resultará muy emocionante la experiencia.
Ya entrando en técnica, puedes empezar por estimular la zona del escroto, hacer caricias al perineo y frotar los pezones con la mano libre, mientras que con la otra sujetas con fuerza e intensidad el pene. Para ello, es crucial que inviertas en un buen lubricante, dependiendo de tu preferencia, ya sea a base de agua, silicona, en gel, crema, isotérmico, etc.
A continuación te comparto cuatro técnicas muy placenteras que te ayudarán a realizar esta maravillosa actividad:
A dos manos: Lubrica la palma de tu mano y luego la cabeza del pene. Con la otra mano, toma la parte inferior del pene y colócalo sobre tu mano lubricada. Frota en todas direcciones de manera rítmica hacia ambos lados y de arriba hacia abajo, o viceversa.
Con ayuda del pulgar: Con una de tus manos, frota el pene de arriba hacia abajo. Con el pulgar, traza círculos profundos sobre la cabeza del pene (siempre gira en el mismo sentido).
Roce enervante: Lubrica el pene y también pon un poco en la zona baja de la pelvis. Empuja el pene con la palma de la mano desde abajo, de tal manera que el glande entre en contacto con la pelvis (donde lubricaste anteriormente). Entonces, realiza movimientos rítmicos de izquierda a derecha mientras se sube y se baja rozando con la palma de la mano el tronco del pene.
Anillo del placer: Lubrica ambas manos. Con los dedos índices, toma la base del pene formando un anillo. A continuación, frota el pene con la mano hacia arriba sin perder contacto en ningún momento y, justo al llegar a la cabeza del pene, vaya alternando. El movimiento debe ser en sentido ascendiente, jamás en descendiente.
No olvides tener cuidado ya que es una zona muy sensible y en medio de la intensidad puede haber tirones que resultan dolorosos para el otro. De igual forma, presta atención a las caricias en el escroto, ya que la estimulación en esta zona y en el perineo puede provocar orgasmos aún más intensos.
Si de plano no te quieres ceñir a las técnicas, lo que puedes hacer es preguntarle cómo le gusta que lo masturben, y pedirle que te enseñe poniendo sus manos sobre las tuyas. Además de que hacerlo juntos genera intimidad, también resulta muy sexy y puede hacer que el deseo vaya en incremento. Otra cosa es pedirle que se masturbe frente a ti. No hay nada mejor que ver cómo el otro se brinda amor a sí mismo y, de paso, aprendes. Además, claro, resulta muy excitante.
Ten presente que la espontaneidad resulta muy sexy y la masturbación la favorece totalmente: puedes agarrarlo desprevenido y masturbarlo en cualquier lugar.
Masturbar a un hombre puede parecer un acto unidireccional. Sin embargo, para que ambos disfruten, asegúrate de mostrarle cómo te sientes, exprésate con palabras, miradas o gestos incluso que él también te masturbe a ti; ya que con esto le harás saber que brindarle placer es un acto recíproco y esto le proporcionará mayor seguridad y permitirá que se abandone a vivir las sensaciones.
Recuerda que todos los hombres son distintos y que no a todos les gusta lo mismo. Así que no hay reglas fijas para masturbar a un hombre y sólo la práctica te hará conocer sus zonas de mayor sensibilidad, así como lo que él te comunique a nivel corporal. Y si tienes dudas, no hay nada mejor que preguntarle.