Una investigación tiene las claves que predicen una infidelidad y ruptura y aquellas que, por el contrario, aseguran una relación a largo plazo.
¿Puede la ciencia predecir el éxito de una relación? La sociedad humana lleva siglos estableciendo el modelo de la monogamia como el más generalizado y extendido modo de vida en cuanto a relaciones amorosas.
Pese a que existen incontables modelos de relación, casi tantos como personas en el mundo, un estudio se ha centrado en el modelo de relación monógama para tratar de establecer, tanto los factores que conducen a su éxito (durabilidad) como a los que conducen a un fracaso puntual, una infidelidad. Y no solo eso, sino que también ha establecido la manera de prevenir tales fracasos sentimentales.
El responsable del estudio, publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology, es un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Florida, y han sido los primeros en encontrar evidencias de respuestas psicológicas que ayudan a una persona a evitar una infidelidad (motivo probable de ruptura) y lograr así una relación a largo plazo.
¿En qué consistió el método del estudio? El equipo analizó los hábitos de 233 parejas de recién casados durante 3 años y medio, anotando detalles íntimos de sus relaciones y tomando en cuenta factores como la satisfacción conyugal, el compromiso a largo plazo, si había existido una infidelidad y, si después de esta, todavía estaban juntos.
Así, a cada individuo de las parejas se le pidió que evaluara el atractivo de posibles parejas románticas alternativas a la suya. Un factor que determinó el éxito de la pareja: la tendencia a devaluar o rebajar el atractivo de otros posibles amantes redujo el riesgo de infidelidad y aumentó la probabilidad de mantener la relación. Las personas fieles evaluaron alternativas románticas mucho más negativamente.
Aunque el resultado parece lógico, no se trata de una respuesta racional. “Estas reacciones son típicamente automáticas”, señala Jim McNulty, uno de los investigadores principales del estudio. “Estos procesos son en gran parte espontáneos y sin esfuerzo, y pueden estar modelados por la biología y/o las experiencias de la primera infancia”, añade.
Los científicos sugieren que ser fiel es algo que se puede ‘entrenar’.
El equipo de investigación cree que estos hallazgos podrían ofrecer a los psicólogos y psiquiatras estrategias para ayudar a las personas a mantenerse comprometidas con sus parejas.
Si bien los procesos pueden estar arraigados hasta cierto punto, McNulty también afirma que las personas pueden ser capaces de ‘entrenar’ su capacidad psicológica para emplear la desconexión o la devaluación de terceras personas cuando se sienten tentados a cometer una infidelidad.
El estudio también identificó algunos de los escenarios más probables de una infidelidad, como la edad, la satisfacción conyugal, la satisfacción sexual, el atractivo de la pareja y el historial de las relaciones a corto plazo.
Los investigadores encontraron que las personas más jóvenes y los que estaban menos satisfechos con sus relaciones eran más propensos a ser infieles. Unos resultados que no sorprenden a simple vista. De momento.
Pero lo que sí sorprendió a los investigadores es que las personas satisfechas con el sexo en su relación eran más propensas a cometer una infidelidad. Una razón probable es porque se sienten más positivas sobre el sexo en general y lo buscarían independientemente de cómo se sintieran en su relación principal.
Es decir, valoran el sexo de buena calidad, independientemente de dónde lo encuentren.
El historial sexual de una persona también fue un factor predictivo de infidelidad. Los hombres que habían tenido más parejas sexuales de corta duración antes del matrimonio tenían más probabilidades de cometer una infidelidad.
FUENTE: Revista Zero