En las últimas décadas se ha ido acentuando la relación de amor-odio que los seres humanos mantienen con el sol. Hasta mediados del siglo pasado, el ideal de belleza estaba determinado, en buena parte, por la blancura de la piel; de hecho, los tonos oscuros y bronceados se relacionaban con el trabajo en el campo o al aire libre y, por ende, con un menor estatus social.
Esa concepción empezó a cambiar a partir de los años 60, cuando las pieles asoleadas saltaron a las páginas sociales y se convirtieron en sinónimo de glamour y salud.
Asolearse buscando bronceados oscuros se volvió una conducta tan extendida que cuando especialistas de todo el mundo empezaron a relacionar la exposición excesiva con un mayor riesgo de desarrollar tumores de piel fueron desoídos en un comienzo.
Si bien el exceso es malo, es claro que no se puede vivir sin el sol. Es la base de la energía vital y aporta a la salud, entre otros beneficios, los siguientes:
1. Huesos. La vitamina D es fundamental para la mineralización de los huesos y de los dientes. Los potentes rayos del sol se encargan de activarla.
2. Piel. La radiación solar ayuda a prevenir y a manejar el acné, y, en casos severos como la psoriasis, los rayos solares son determinantes para ayudar a remitir la enfermedad.
3. Defensas. El sol puede aumentar el número de glóbulos blancos en sus dos líneas, neutrófilos y linfocitos; estos conforman el primer escuadrón de defensa del organismo.
4. Grasas. Los niveles de colesterol se reducen en las personas durante los veranos; la luz solar es fundamental para metabolizarlo. Además, la gente hace más ejercicio cuando el día es luminoso.
5. Presión arterial. Cuando se dilatan las arterias de la piel se reduce la cantidad de sangre concentrada en los órganos. Esto baja la presión arterial, lo que es ideal para los hipertensos.
6. Corazón. El corazón se contrae por acción del calcio; cuando es insuficiente, las hormonas paratiroideas lo toman de los huesos para dárselo. Pero cuando una persona se asolea se disminuyen los niveles de estas hormonas.
7. Vida sexual. A quienes dicen que su libido se eleva en verano les cabe algo de razón. Los rayos del sol también incrementan ligeramente los niveles de testosterona.
8. Somnolencia. Los rayos ultravioleta regulan la producción de melatonina, que ayuda a definir los ciclos de sueño. La luz solar reduce sus niveles, lo que ayuda a sentirse más despierto.
9. Estado de ánimo. La radiación del sol promueve la síntesis de la serotonina, una sustancia relacionada con el bienestar y que también ayuda a regular el sueño y hasta la conducta sexual.
10. Tumores. El sol promueve una protección natural frente a ciertos cánceres; al parecer, su acción es directa sobre algunas células, y, por efecto de la vitamina D, quienes toman el sol en forma regular tienen una menor incidencia de cáncer de mama y de colon.
Recuerda que…
FUENTE: Culturizando