En Rusia, no es ilegal ser homosexual pero sí lo es demostrarlo en frente de menores de edad. Una asociación española ha buscado una manera original de eludir la ley rusa y denunciar la política anti-LGBT del país.
El proyecto se llama ‘Hidden Flag’ (Bandera Oculta en español). Seis activistas, cada uno representando los seis colores de la bandera LGBT creada en 1978, desfilan por los lugares emblemáticos de la capital rusa.
Los militantes del movimiento en todo el mundo han aprovechado que el país está acogiendo el Mundial de fútbol en el mismo tiempo que se celebra el Mes del Orgullo LGBT para reproducir el símbolo más fuerte de la comunidad con las camisetas de fútbol de sus países respectivos: la bandera del arcoíris.
“Buscamos lanzar un mensaje de empatía hacia los homosexuales que están ahí, que viven con miedo y que no pueden mostrar quienes son en todo momento”, explica uno de ellos.
Un proyecto con riesgo de prisión
Rusia, aunque descriminalizó la homosexualidad en 1993, es uno de los países donde la comunidad LGBT es perseguida y sufre continuas discriminaciones. La opinión de los rusos sobre la homosexualidad sigue siendo negativa y las autoridades, como Vladimir Putin durante un discurso en 2014, no ocultan ser abiertamente homófobas. El mandatario dijo que le daba la bienvenida a los homosexuales a los Juegos Olímpicos pero invitó a “dejar a los niños en paz”.
La fuerte declaración va en sentido de una ley adoptada en el 2013 para condenar la “propaganda homosexual” sobre todo a la que puedan exponerse los menores. El hecho de caminar en un espacio público, donde hay niños, con un símbolo como la bandera LGBT es prohibido y puede ser castigado con cárcel.
Está ley “refuerza los estigmas y los prejuicios y fomenta la homofobia”, dice el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. Protestas como la de Hidden Flag son una real prueba de coraje durante un Mundial que había creado mucha inquietud por la seguridad de los fanáticos LGBT.
FUENTE: France 24
