Ese momento en el que somos incapaces de realizar una repetición más y, por tanto, nos vemos obligados a desistir o a que un compañero nos ayude, es conocido como fallo muscular, que se produce por una falta de fuerza, resistencia o energía, y es algo que muchos buscan en sus entrenamientos, pero, ¿es esto algo productivo realmente?
Algo que debemos saber es que si queremos generar cambios en nuestro físico, nos conviene entrenar a distintas intensidades. Nuestros músculos serán incapaces de crecer si no aumentamos la carga con la que trabajamos, por lo que si mantenemos constante el peso de la barra llegará el momento en el que dejemos de progresar.
El fallo muscular se produce tanto a altas como a bajas intensidades, pero es mucho más común que se produzca conforme aumenta la intensidad del ejercicio. Entrenar repetidamente buscando el fallo muscular supone un estímulo muy agresivo para el músculo, lo cual es innecesario y contraproducente en muchos casos y además provoca que nuestra técnica empeore, lo cual aumenta en gran medida el riesgo de lesiones.
En cuanto al entorno hormonal, algo negativo es que el fallo aumenta las concentraciones de cortisol y testosterona en reposo, haciéndonos menos propensos a la ganancia de masa muscular e incluso favoreciendo el catabolismo muscular, es decir, la destrucción de tejido muscular. Por otro lado, es cierto es que el fallo muscular también aumenta los niveles de hormona de crecimiento, y esto sí que resulta positivo.
Por esa razón el fallo tiene un impacto hormonal tanto positivo como negativo, por lo que en realidad conviene que sepamos cuándo y cómo utilizarlo.
Si trabajamos al fallo en las primeras series, las siguientes que realicemos se verán limitadas. Dado que la carga no será la óptima, nuestras adaptaciones al ejercicio tampoco lo serán. Por tanto, el fallo se limitará exclusivamente a las últimas series.
Si no disponemos de un spotter o un compañero que nos ayude a completar la serie, conviene que tengamos cuidado con ejercicios como la sentadilla o el press banca. Al realizar estos ejercicios, necesitamos conocer muy bien la técnica concreta para que la barra se nos caiga encima y evitar accidentes.
Por último, también vale la pena que cuando alcancemos el fallo muscular, éste llegue de forma intencionada y consciente, ya que, de no hacerlo, es posible que esto nos pille por sorpresa, comprometiendo mucho la técnica y aumentando el riesgo de lesión o de accidente.
FUENTE: Mens Health