Franklin Veaux recuerda una historia que le contó su maestra de escuela cuando niño. Era sobre una princesa que tenía un dilema: dos pretendientes habían estado galanteándola y tenía que elegir a uno de ellos.
Franklin se preguntó por qué no podía quedarse con los dos. Y esa temprana reflexión fue una revelación.
“Nunca he tenido una relación monogámica. Cuando iba a la escuela secundaria llevé a dos acompañantes al baile de graduación. Y perdí mi virginidad en un trío”, explica.
Hoy vive con su novia en una casa que comparte con otro novio de ella. A veces también duerme allí la hija adolescente de éste.
Y tiene otras cuatro relaciones a distancia, con personas a las que ve con distinta frecuencia.
Franklin y sus novias son lo que se conoce como “poliamorosos” o “poli”, tal y como suele llamarlo la propia comunidad.
Ser “poli” significa que puedes tener más de una relación a la vez, con el completo apoyo y confianza de todas las parejas implicadas.
Tendencia en alza
El poliamor no aparece en ninguna casilla censal, pero la evidencia anecdótica sugiere que es una tendencia en alza.
Esto cuestiona el futuro de las relaciones amorosas tal y como las conocemos hoy.
Pero el amor siempre fue igual ¿no es cierto? se enamoran, se casan, tienen hijos ( o no) y permanecen juntos en una relación armoniosa y monógama toda la vida…
Lo sentimos, románticos: la poligamia fue la norma para muchos de nuestros antepasados.
El amor romántico de los idealistas victorianos del siglo XIX se adjudicó el concepto de monogamia”
La monogamia comenzó a florecer cuando nuestros ancestros comenzaron a asentarse. Y la preferencia por ésta nació, entre otras razones, por motivos económicos: hacía más fácil a los padres dividir y compartir los productos valiosos, como la tierra, con sus hijos.
Más tarde, el amor romántico de los idealistas victorianos del siglo XIX se adjudicó el concepto de monogamia.
“La idea de exclusividad sexual comenzó a emerger bastante tarde”, dice el profesor Hadar Aviram, de la Escuela de Derecho Hastings, en San Francisco (EE.UU.).
Incluso hoy día la monogamia es el estilo de relación minoritaria en el mundo. Estimaciones sugieren que hasta el 83% de las sociedades permiten la poligamia.
Amor verdadero
La palabra poligamia se utilizó por primera vez en la década de 1960 y significa, literalmente, “muchos amores” (en latín).
Pero no hay una sola manera de ser “poli”.
Lo único que todos ellos tienen en común es la apertura, comprensión, confianza y aceptación de todas sus parejas.
Este tipo de relaciones suponen mucho esfuerzo.
En primer lugar, para mantener más de una relación al mismo tiempo se requiere mucha comunicación.
“Nuestras relaciones son mucho más exigentes”, dice Eve Ricket, una de las parejas de Franklin y autora del libro sobre poliamor “Más de dos”.
Rompiendo tabúes
Las primeras investigaciones sobre el estilo de vida poliamoroso tardaron décadas en publicarse. “Ponen en entredicho valores fundamentales de la gente”, dice Terri Conley, de la Universidad de Michigan (EE.UU.).
No hay una sola manera de ser ‘poli’. Lo único que todos ellos tienen en común es la apertura, comprensión, confianza y aceptación de todas sus parejas”.
Pero en una investigación de 2014, Conley encontró que las personas que se definen comopoliamorosas suelen tener más amigos, pues sus círculos sociales son más amplios. También son menos propensos a cortar el contacto tras una ruptura.
Las parejas monógamas, sin embargo, a menudo se alejan de sus amigos en las primeras etapas amorosas de su relación.
Conley también descubrió que los individuos de relaciones poliamorosas son mejores a la hora de comunicar y suelen ser menos celosos.
Y un estudio online reveló que las personas abiertamente no monógamas suelen practicar más sexo seguro que quienes engañan a sus parejas en relaciones supuestamente monógamas.
Según Conley, las parejas monógamas pueden aprender del estilo poliamoroso de vida, utilizando, por ejemplo, formas similares de comunicación y de resolver conflictos.
“Muchas estrategias de relaciones poliamorosas pueden ofrecer sugerencias sobre cómo mejorar el matrimonio“, dice Conley.
Estigmas sociales
Las percepciones hacia las personas poliamorosas no son siempre positivas.
De hecho, los “poli” se enfrentan a muchos estigmas, especialmente sobre el sexo.
Tener más parejas significa ir de cama en cama ¿verdad? Esta es una percepción común, para el desespero de Franklin y Eve.
“He estado comprometido en relaciones largas durante décadas”, explica Franklin. “Hay formas más sencillas de tener sexo, si es eso lo que a uno le interesa”.
Tener un estilo de vida en el que disfrutas de sexo casual es menos trabajoso que mantener cinco relaciones a largo plazo”
Eve está de acuerdo: “Tener un estilo de vida en el que disfrutas de sexo casual es menos trabajoso que mantener cinco relaciones a largo plazo”, asegura.
Y es que las relaciones “poli” no consisten en simples revolcones, sino en compromisos emocionales y amorosos con cada persona, tanto en lo bueno como en lo malo.
Implementar el matrimonio “poli” es complicado.
Para que el poliamor sea protegido por una ley, primero tiene que ser considerado una orientación, como lo es la homosexualidad.
La investigadora Ann Tweedy, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Hamline (EE.UU.), expuso un alegato explicando cómo podría superarse ese obstáculo.
La orientación sexual, explica, se define como la atracción hacia el mismo sexo, el sexo opuesto o ambos sexos. Bien podría ampliarse para incluir otras preferencias sexuales interconectadas con la identidad.
Pero hasta los poliamorosos dicen que esto no está claro; para Franklin y Eve es una mezcla entre identidad y elección.
El hecho de que algunas personas elijan el poliamor para no engañar a su pareja refleja una contradicción entre la monogamia en Occidente: el adulterio es muy habitual.
Pallotta-Chiarolli dice que los principales medios de comunicación aceptan las aventuras amorosas como una norma social, “pero cuando se trata de relaciones éticas no monógamas, se considera anormal”.
Además, la mayoría de las personas no son monógamas en el sentido estricto de la palabra: estar con una misma pareja toda su vida.
Tan solo hace falta observar las tasas de divorcio para ver que casi una tercera parte de nosotros practica la “monogamia en serie”, cambiando de pareja con el tiempo.
La monogamia también es muy inusual en el reino animal.
Todo esto apunta al hecho de que no hay una sola forma de relación amorosa entre individuos; lo que funciona para una persona o sociedad puede no funcionar para otra.
Las relaciones son eclécticas y diversas, y aunque el reconocimiento legal para el poliamor pueda tener un largo camino por recorrer, con una mayor concientización sobre nuestras diferencias, el amor en todas sus formas estará, sin duda, listo para el cambio.
FUENTE: BBC