Muchas veces, cuando vamos al gym somos ajenos a todas aquellas cosas que nuestro cuerpo necesita por el incremento de esfuerzo que está realizando; así como necesitamos un instructor para saber cómo comenzar a hacer ejercicio sin lastimar nuestro cuerpo y que este vaya poco a poco en aumento, la alimentación también debe de ser modificada.

Uno de los principales errores que cometemos cuando asistimos al gym es el querer llevar la misma alimentación de siempre, realizando el doble de esfuerzo y seguir conservando la misma cantidad de energía, lo que automáticamente nos lleva al fracaso porque ya no tenemos la misma resistencia que cuando comenzamos.

Hoy en día, la mayoría de las personas que tienen una jornada laboral de 8 o más horas buscan la forma de sacar el estrés, olvidarse de las obligaciones y, al mismo tiempo, mantener en forma su cuerpo, por lo que los gimnasios se vuelven su segundo lugar más recurrido, pero, muchas veces, este tipo de tipo de actividades suelen realizarse por la noche, una vez que el día ya está por terminar y lo único que queremos es correr a la cama a descansar, olvidándonos que nuestro cuerpo no sólo necesita reposo para recuperarse, sino aquellos nutrientes que lo ayuden a recuperarse.

Por si no lo sabes, al igual que el desayuno, la alimentación después del ejercicio es igual de importante, ya que es la que te ayudará a reparar los pequeños daños que tus músculos sufrieron, lo cual conocemos como síntesis de proteínas. El ejercicio intenso consume las reservas de azúcar de tu cuerpo (glucógeno), misma que se acumula en tus músculos, por lo tanto, después del esfuerzo físico tus músculos están hambrientos y necesitan carbohidratos para reponer sus reservas.

El truco de esto para que tu cuerpo se recupere de forma correcta es saber qué cenar después de ir al gym y la comida ideal es aquella que combina proteínas y carbohidratos, pero, ¿cómo hacerle para que no te caiga pesado y puedas ir a dormir a gusto sin que la digestión interfiera en tu sueño?

Respuesta: si tu merienda es pequeña y tu cena grande, cambia el orden, es decir, que la merienda sea pesada y la cena ligera.

El truco está en hacer una comida pre entrenamiento dos horas antes de este, la cual contenga proteínas y carbohidratos densos, como una ensalada de atún con lentejas, para que después de entrenamiento puedas realizar una cena ligera que predomine en proteínas, al menos 20 gramos, y también contenga carbohidratos densos, pero en pequeñas cantidades, menos de 30 gramos, y muy poca grasa.

Las mejores fuentes de proteínas son el huevo, los lácteos, la carne y el pescado, pero también los frutos secos, legumbres y cereales las proporcionan. Los hidratos de carbono repondrán el glucógeno, así que esto nos permitirá seguir rindiendo y evitará la sensación de cansancio al día siguiente, así que te recomendamos comer fruta y si esta es combinada con cereales o legumbres será aún mejor.

Ideas para cenar después de ir al gym:

Filetes de salmón al horno con papas y un durazno
Arroz con lentejas y una taza de fresas
Pechuga de pollo y un vaso de avena, plátano y leche
Huevos revueltos con jamón, dos rebanadas de pan y una pera
Filetes de pescado con frijoles y dos manzanas.