Enlistamos los estereotipos más comunes de cualquier gym. Identifica cuál podrías ser tú.
Apenas pones un pie dentro de un gimnasio, te ves inmerso en un planeta completamente diferente al que está afuera. Es más, este pequeño universo también cuenta con sus diferentes tipos de especies, tanto en hombres como en mujeres, quienes incluso a veces adoptan una personalidad muy distinta a la que tienen en el mundo cotidiano.
Pero si aún no lo has conseguido, entonces éste es un buen momento para comenzar a trabajar en ello. El primer paso será identificar qué tipo de hombre eres dentro de un gym; a partir de ahí comenzar a deambular por el buen camino. Es por ello que aquí te presentamos una lista de los estereotipos más comunes (dentro del género masculino, claro está) que nos podemos topar frente a frente en una palestra. Ojo, la negación funge como primer síntoma…
Quizá a este tipo de especie no la identifiques tanto, puesto que los hombres que forman parte de ella son los que se inscriben las primeras semanas de enero para “ahora sí cumplir sus propósitos de Año Nuevo”. Generalmente se apuntan un viernes. El lunes llegan con toda la actitud al gimnasio, el martes ese nivel de disposición baja unos niveles, pero aun así acuden; el miércoles descansan, el jueves también deciden tomárselo de descanso. El viernes es social. Y así pasa una semana, dos; un mes, dos… Hasta que llega el siguiente Año Nuevo.
Otra especie muy particular. Quizá el momento más complicado del gimnasio es aquel entre salir de tu casa u oficina y dirigirte al lugar de entrenamiento. Y ahí es donde ellos comienzan a soltar una serie de pretextos para no ir: “estoy muy cansado del trabajo”, “es que está muy lleno”, “es que está muy lejos”. Es más, hasta parecen poseídos por algún demonio y, cual Linda Blair en El Exorcista, ponen los ojos en blanco y les da vueltas la cabeza. Por eso, aquí nuestros consejos para ser constante en el gym.
En la mitología griega, Narciso era un joven muy hermoso del cual todas las mujeres se enamoraban. No queremos pensar mal, pero seguramente este tipo de hombres tomaron muy en serio sus clases de mitología y decidieron trasladarlas hasta el gimnasio. Lo ubicas porque siempre está frente al espejo, no tanto para ver si está haciendo correctamente los movimientos de determinado ejercicio, sino para admirar “toda su belleza”.
Es aquel que acaba de entrar y muchas veces no sabe ni por dónde comenzar a hacer su rutina. Es más, se coloca frente a las máquinas y las observa por largo rato, como si estuviera frente a un pizarrón con una ecuación compleja que tuviera que resolver en pocos minutos.
De gran musculatura, el chico He-Man en el gimnasio es aquel que siempre carga grandes pesos. Pero su característica no es esa, sino el hecho de que cada vez que lo hace ruge como queriendo destruir el edificio con su voz. Sólo le falta soltar la frase: “Yo tengo el poderrrrrrrrrrr”.
Ya sea en el área funcional, en las máquinas o en el área de cardio, él siempre se encuentra “pegado” a su smartphone. Es más, incluso trae el manos libres y habla por teléfono a cualquier momento. Pero no, no lo pongamos en duda, lo que ocurre es que él está monitoreando sus acciones en las Bolsas de Valores de Nueva York, Japón, Londres, Hong Kong y Shanghái. Sí, es por eso.
Nosotros queremos pensar que se está preparando arduamente para el próximo Maratón de Bostón o el de la Ciudad de México. Lo cierto es que pasa dos horas de su vida corriendo a fondo en la caminadora y haciendo un ruido ensordecedor que incluso compite frente a frente con los sonidos guturales emanados por aquella especie a la que decidimos denominar He-Man.
Hace un par de curls. Deja las pesas en el suelo. Se instala frente al espejo y se levanta la playera, para que así todos puedan ver su espectacular abdomen, resultado de tantas horas de esfuerzo. Ya con la playera arriba, se coloca de perfil y cambia de lado. ¿Te suena?
Ok, estamos de acuerdo en que es bueno verse bien en todo momento. Sin embargo, el gimnasio es para hacer ejercicio y sudar. Por lo tanto, tienes que apostar por ropa cómoda y (¡ojo!) especial para hacer deporte. Sabemos que esos sneakers están increíbles, pero lo ideal para correr es llevar un calzado adecuado.
Es aquel que en todo momento decide traer sus audífonos puestos y la playlist con los hits del momento a todo volumen. Esta situación no le permite escuchar cuando alguien le dice: “¿Podemos alternar?” Incluso, si la alarma sísmica suena, jamás se dará cuenta pues se encuentra completamente sumergido en sus canciones favoritas.
Es el melómano, llevado un par de niveles más allá, pues éste no sólo se conforma con escuchar música, sino que también deleita a todos los que se encuentran a su alrededor con su gran y melodiosa voz.
Generalmente se encuentra muy cerca de un grupo de chicas, incluso se monta en la bicicleta aunque nunca en su vida haya hecho spinning. ¿La razón? Estar pendiente en caso de que alguna de ellas necesite de su apoyo u orientación, lo cual se traduce en “posibilidad para coquetear un rato”.
Su filosofía de vida es: “Para que la rutina funcione, es necesario tomarse una selfie diaria”. Esto no sólo aplica para el momento en el que está ejercitándose, sino (lo peor de todo) también para el área de vestidores.
No sabemos bien a bien cómo sea su rutina, pero es un hecho de que en menos de 40 minutos está afuera (incluyendo cardio y ejercicios con pesas), bañado y vestido a la perfección.
Ese debería ser el estereotipo al que todos tendríamos que aspirar. Va correctamente vestido (como es debido, vamos) al gimnasio. Realiza la rutina sin entorpecer a nadie ni llamar la atención. Limpia el equipo y lo coloca en el lugar donde éste va (no como aquellos que dejan todo tirado como si se tratara de ropa en su cuarto), y no toma el espacio como centro de encuentros sociales. En pocas palabras, va para mejorar su condición y en búsqueda del físico ideal. Así, sin más pretenciones. Si tú eres de estos, déjanos felicitarte.
Como si se tratara de una cinta de este célebre personaje del cine mexicano, identificarás a este tipo de hombre no entre los que están haciendo ejercicio sino en otro sitio. Sí, nos referimos al entrenador que cuando un caballero se dirige para pedir su orientación no hace mucho caso. Las cosas cambian radicalmente cuando una chica de cuerpo escultural (y a veces ni eso) y ropa ajustada recurre (tímidamente) a él. En ese momento muestra su sonrisa "à la Tom Cruise", levanta la ceja cual Mauricio Garcés, arremanga su playera (al estilo de Pedro Infante en "Pepe El Toro") para mostrar sus trabajados bíceps y entona la voz para dejar sacar al locutor de radio que lleva dentro.
¿Te has identificado o has ubicado a algún amigo dentro de alguna (o más) de estas categorías? Todavía estás a tiempo de ser un verdadero caballero en el gimnasio. Comienza a trabajar desde hoy.
FUENTE: Mens Health