​“Bashir Lazhar” un inmigrante en busca de su hogar

“Bashir Lazhar” un inmigrante en busca de su hogar

(21 de Noviembre de 2019)

El dolor de dejar una vida atrás solamente lo pueden saber quienes han tenido la necesidad o se han visto obligados a hacerlo, las demás personas solamente podemos tener una idea.

Es así como un escritorio, un teléfono y un portafolios se convierten en los elementos que tiene a la mano Boris Schoemann para representar el unipersonal llamado “Bashir Lazhar”.

Nuestro protagonista es un inmigrante argelino que llega a Canadá con la esperanza de tener una mejor calidad de vida y ofrecerle a su familia un bienestar imposible de conseguir en su país natal. Las circunstancias por las que atraviesa lo llevan a tener que enfrentar este proceso de adaptación de manera solitaria.

Debido a que es necesario tener que trabajar para sobrevivir, consigue empleo en una escuela primaria como maestro sustituto del 6o grado grupo B. Asemejando al nerviosismo de los niños en su primer día de clase, Bashir practica en un espejo simulado las palabras y entonación con los que saludará por vez primera a sus alumnos, porque aunque sea de manera temporal, él los ve con un grado de pertenencia ante el resto de cosas que tuvo que dejar ir.

Sus métodos de enseñanza son quizá poco ortodoxos y no siempre de acuerdo con las normas de la escuela, pero es precisamente esta diferencia la que hace que los estudiantes lo vean de una manera más cercana.

La maestra a la que está sustituyendo pasaba por una crisis personal que terminó en tragedia por los que los niños están vulnerables y resentidos ante esta situación ya que como en muchos casos, es más fácil callar que hablar.

Bashir va ganando puntos y adeptos con su manera de ser con los alumnos, pero no corre con la misma suerte con la directora de la escuela y con sus colegas. Empieza a sentir el rechazo por su forma de ser, mismo rechazo que había sentido anteriormente cuando tuyo que emigrar.

Mahalat Sánchez dirige este montaje que cumple 10 años de presentaciones intermitentes y que sirve como marco para la celebración de los 55 años de vida de Boris y sus primeros 30 años en nuestro país. La producción es de la Compañía Los Endebles, con la dramaturgia de Évelyne de la Cheneliére.

La obra anunciada como “Una oda a la vida, al amor y a la libre transmisión del pensamiento”, y cumple perfectamente su cometido pues al término es imposible no salir con una sonrisa esperanzadora creyendo firmemente en la humanidad.